DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
Se lidiaron 6 novillos: Dos de la ganadería francesa anunciada de Fernay, de los ocho que al parecer trajo el ganadero, lidiados en 2º y 3º lugar. Tres de Carriquiri, 4º, 5, y 6º, y uno de Julio de la Puerta, lidiado el primero. Lo de Fernay de justa presentación. ¿Cómo serían los rechazados? El primero fue el único que mostró algo de casta y como premio recibió tímidos aplausos camino del desolladero. El resto nobles, algunos flojos de remos que se dejaron torear. La suerte de varas, en su conjunto, para olvidar. Solo fue colocado en suerte el tercero, y el piquero al no parar la acometividad del novillo permitió que se pegara un topetazo contra el peto que resonó en toda la plaza.
Víctor Hernández: De celeste y oro. Estocada arriba. Oreja. Estocada contraria, trasera y atravesada. Aplausos de su público.
Aarón Rodríguez. (Presentación). De verde y oro. Estocada trasera y tendida tras aviso. Vuelta al ruedo por su cuenta tras sufrir un serio revolcón. Siete pinchazos y siete descabellos. Entre ellos recibió dos avisos. Silencio.
Álvaro Burdiel. De berenjena y oro. Estocada baja y atravesada tras aviso. Vuelta al ruedo tras petición. Dos pinchazos, estocada desprendida tras aviso y dos descabellos. Silencio.
Presidente: D. Víctor Oliver Rodríguez.
Concedió un trofeo en el primero como premio al toreo de talanquera. Por lo demás, lo de siempre, dejar a los novillos sin picar cambiando el tercio sin ejecutar una suerte de varas que permita valorar las condiciones de los animales.
Cuadrillas y otros.
En tarde de calor, el coso de Las Ventas recibió una floja entrada y eso contando a los empleados y demás “invitados del callejón”. Destacaron durante la lidia los toreros de plata Marcos Prieto, Raúl Cervantes, Juan Carlos Rey y José Manuel Más. En el tercio de banderillas hubo de todo, peones que corrían despavoridos de la cara del toro clavando al sobaquillo o tirando los garapullos y tomando el olivo ante cualquier acoso de sus enemigos, toreros de plata que intentaron lucirse y otros que llegaron a gustarse. Como José Manuel Más en el tercero y Marcos Prieto en el cuarto
Tres novilleros se presentaron sin apoderados y recibieron seis avisos. Se dice pronto, ya que sus labores solo destacaron en la cantidad, pero no en la calidad. En esta ocasión hay que perdonar a los del clavel y a los “entendidos ocasionales” de los tendidos 5 y 6, ya que al sol hubieran sufrido lo suyo. Ya vendrán “sus figuras” y se partirán sus cuerdas vocales en defensa de su torero y de su toreo. Son los “entendidos” los que marcan la diferencia, de la misma manera que ayer la marcó Álvaro Burdiel con el capote en su lote y lo intentó con la muleta pero sus enemigos no encontraron la fuerza necesaria para ver lo que hubiera sido capaz de dar este torero. Y como dice nuestra amiga “Rosa H.”, hay que verlo de nuevo, aunque sea templar las acometidas de sus enemigos con su capote, ayer con ribetes de seda. Sin embargo sus compañeros no lucieron las intenciones de ser algo en el toreo. Víctor Hernández mostró un ramillete de ventajas que olvidaría donde estaba anunciado, como les pasó a sus acompañantes en el primero de su lote, que pidieron el trofeo como si el presidente fuera un “Rey Mago”, y ayer lo consiguieron. Lo consiguieron por un cite desde la boca de riego ejecutando un pase cambiado. Todo lo demás fue toreo de talanquera, relegando a este coso a plaza de… Un respeto señores, y no porque Las Ventas tenga más privilegios que ninguna, es que a los aficionados les duele que la fiesta vaya tomando esa deriva que la está llevando al borde del precipicio de la vulgaridad. Aarón Rodríguez me recordó a algunos toreros que durante la faena estaban más pendiente de colocarse el flequillo que de colocarse en su sitio en los cites. En la segunda tanda se quedó al descubierto y el novillo de Fernay se lo llevó por delante, recibiendo un revolcón que asustó a los tendidos, quedando inerte en la arena. Según lo trasladaban las cuadrillas a la enfermería, se fue recuperando y volvió a la cara del novillo pero tocado físicamente, limitándose a pasar a su enemigo por la pañosa. En el quinto el novillero toledano lo intentó jaleado por su público, pero no por su toreo, sino con posturas que debieron llegar al alma de sus acompañantes, pero todo quedó en nada, salvo que en otro descuido casi se lo lleva por delante. Tuvo que entrar a matar siete veces, perdiendo la muleta en todas las ocasiones, debió quedar tocado por el revolcón en su primero. Recibió dos avisos y el séptimo descabello le salvó de que le echaran el toro al corral.
Una recomendación, matador. La fiesta ya ha tenido dos toreros de flequillos que han intentado revolucionar este arte, y como tal, primero intente ganarse a los aficionados toreando y después, si lo necesita eché mano del postureo.