DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
Domingo 7 de abril. Primera novillada de las programadas por la empresa para la temporada 2024, en novillada completa de Toros de Brazuelas, con un sobrero de María Cascón que sustituyó al titular que corría en quinto lugar. Bien presentada en su conjunto, los novillos demostraron escasez de fuerzas y nulo poder, buscando oxígeno a bocanadas desde los primeros compases de la lidia. Debieron devolverse mas animales, no aptos para la lidia. Abrumador contraste respecto al buen juego demostrado por la ganadería en su presentacion del 2022, a la que no le ha sentado bien el descanso de la temporada pasada.
DANIEL MEDINA, silencio y silencio tras aviso.
FABIO JIMÉNEZ, silencio tras aviso y silencio.
TRISTÁN BARROSO, vuelta al ruedo y oreja tras aviso.
Presidente: D. José Antonio Rodríguez San Román. Tras su actuación del pasado 1 de octubre, volvió a demostrar que no tiene ni las capacidades ni el conocimiento para presidir el palco de la Plaza de Toros de Madrid. Debió devolver a los inválidos, incapaces de mantenerse en el ruedo, pero se conformó con buscar miradas cómplices entre los asesores que le acompañaban en lugar de garantizar el derecho de los espectadores del tendido a un espectáculo completo.
Cuadrillas. Con la complicidad del palco presidencial pasaron los varilargueros con mucha pena y gloria extinta. En las filas de plata, se desmonteró Raúl Ruiz tras parear al sexto de la tarde.
Abrió la tarde Condeso N21, cuya capa negra se perdió rápidamente entre la oscuridad del pasillo de chiqueros, buscando el lugar del que había salido y presagiando una tarde mortecina. Fue en su regreso al ruedo cuando se divisó un toro bien comido, con poca agresividad por delante, que remató en el burladero del ocho. Trasero y abajo fue la vara de Cristian Romero en el primer encuentro, que se eternizó ante la incomparecencia de capotes llamando al burel; picotazo en el mismo sitio en la segunda intentona y primeros indicios de invalidez en la tarde. Se pide el cambio desde los tendidos antes la pasividad del palco, que apenas había comenzado con su desacierto. Todo por arriba en las labores de sanatorio. Daniel Medina, que se presentaba en esta plaza, pasó de puntillas ante el griterío de su gente, que intentaron lanzarle en su trasteo con la muleta. No estuvo fino con la espada, como si demostró con el cuarto. Tampoco le faltó pienso a Letrado N9, que gordo y sin trapío, embistió con lo justo a la muleta. No lo había hecho antes en el caballo, cuyo paso fue testimonial. Alargó el novillero la faena y mas aún lo hizo tras enterrar la espada. Que miedo le tienen a la cruceta.
De un lado a otro de la plaza se encontraba el novillo que hacía de segundo cuando la impaciente presidencia ordenó salir a los caballos. Escurriéndose entre el capote de Fabio Jiménez acudió de corrido al primer encuentro; del segundo, ya salió perdiendo las manos. Fue pronto en las primeras tandas, pero la embestida fue tornándose masdefensiva a medida que se sucedían las tandas con la muleta. No pensó el novillero que este sería el único novillo de su lote para mostrar lo que puede llegar a ser, pues ni el quinto bis se libraría de la contagiosa invalidez vespertina. No se ajustó y el trazo abierto de su muleta no caló.
El lote de Tristán Barroso no iba a ser menos; escaso de fuerzas, solo recibió Letrado N9 el compasivo cuidado de los capotes al cielo de Madrid. Y así, entre algodones, llegó a la muleta con apariencias de fuerza recuperada. Así debió verlo Barroso, que tiró de él sobremanera en la primera tanda que, muy encajado, recetó sobre la mano derecha para acabar viendo como el espejismo de la fuerza recuperada había vuelto a hacerse presente. Desde la distancia, le da tiempo para rescatar de nuevo alguna buena embestida, pero no es suficiente y en la segunda tanda vuelve a rodar por la arena de Las Ventas. Aunque solo ve muleta, el recorrido del toro se da por finalizado en la tercera tanda y ya no consigue pasar. Con una espada baja, se regala una vuelta al ruedo ante el bullicio del paisanaje. Se apresuró en el cierraplaza acudiendo a la puerta de chiqueros para recibir, en la vertical, a Defensor N19. Debido al cambio repentino en el viaje, rodó el novillo tras acudir al capote de Barroso. Esta vez ajustó poco con la muleta, sin perder la largura del trazo, pero con protestas reiteradas sobre la comodidad en la colocación a la hora de citar. El último aviso de la tarde suena con el palitroque impostado aún en la mano. Oreja tras una estocada baja que no debe concederse en Madrid.
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