
DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
En tarde con el cielo encapotado, Las Ventas volvió abrir sus puertas para registrar un aforo de 8.650 espectadores según la empresa. Se anunciaron 6 novillos de la ganadería de Hnos. Sánchez Herrero, bien presentados, de procedencia Domecq Díez en la línea de Aldeanueva. Fueron estoqueados por Álvaro de Chinchón, Manuel Caballero y Miguel Andrades. El primero fue devuelto a los corrales por inválido y en su lugar se corrió un astado de Aurelio Hernando de encaste Veragua. El juego fue un crisol de variedad, desde la mansedumbre del 5º, la nobleza, la invalidez del primero y cuarto, hasta el manso encastado sexto, que le plantó cara Miguel Andrades, levantando con valor y deseo de triunfar la tarde anodina en la que sus dos compañeros de terna trataron de justificarse con un toreo moderno.
Álvaro de Chinchón. De verde oliva y oro. En su primero estocada que hace guardia y descabello. Silencio. En el cuarto estocada atravesada y tendida. Descabello. Silencio.
Manuel Caballero: De azul marino y oro. Pinchazo y estocada tendida en su primero. Silencio. En el quinto estocada muy trasera y descabello. Silencio.
Miguel Andrades: De rosa palo y oro. Estocada baja y perpendicular. Aviso. Entró a matar de nuevo y recetó otra estocada baja y perpendicular. En ambas entradas perdió la muleta. Saludos desde los medios. En el sexto dos pinchazos y estocada tras aviso. Vuelta al ruedo.
Presidente: D. José A. Rodríguez San Román.
Le costó al usía tomar la decisión de mostrar el pañuelo verde para devolver al inválido primero. Por lo demás sin problemas.
Suerte de varas:
Continúan los montados tapándoles la salida a los toros aún sin mostrar estos un atisbo de mansedumbre. Castigan trasero y rulan a su aire sin que la autoridad tome cartas en el asunto. En el segundo Agustín Moreno se limitó a marcar el castigo. Algunos de los novillos acudieron sueltos al caballo sin que las cuadrillas consiguieran colocarlos en suerte.
CUADRILLAS.
En la lidia del primero Gómez Escorial estuvo aseado y en el tercero Marco Galán se lució en su labor. Su compañero Manuel Jesús Morales necesitó 11 veces para apuntillar al novillo. En el tercio de banderillas los toreros de plata tuvieron sus luces y sus sombras.
TORO A TORO
1º Chocito N. 10. 505 kg. Jabonero. Fue castigado sin medida y el novillo empujó en el peto sin fijeza. En la segunda entrada acudió suelto e hizo una fea pelea. Volvió a salir suelto.
2º Tornillero. N. 3. 496 kg. Negro Listón chorreado. En ambas entradas no fue castigado. En la primera no se empleó y en la segunda acudió suelto.
3º Giraldillo N. 43. 478 kg. Negro. En la primera vara lo puso en suerte el matador galleando. El animal manseó y salió suelto. En la segunda recibió muchos capotazos para colocarlo delante del caballo, se dejó pegar y el piquero lo castigó sin medida.
4º Mogón. N. 42. 510 kg. Negro listón chorreado bragado. Acudió suelto al caballo y se dejó pegar. La segunda entrada fue de compromiso.
5º Estudioso. N. 9. 510 kg. Negro listón chorreado axiblanco. Al primer intentó el picador marró y al segundo se agarró arriba. El animal empujó en la pelea y salió suelto. En la segunda entrada empujó el manso en el peto, se repuchó y salió suelto. En la tercera le costó entrar al caballo y cuando la cuadrilla lo consiguió no quiso pelear, y volvió a salir suelto al sentir el castigo.
6º Astifino. N. 64. 509 kg. Negro. Peleó en el caballo empujando en el peto con un pitón y salió suelto el manso encastado desarmando al matador. En la segunda entrada le tapó la salida y le zurró la badana.
Miguel Andrades vino a triunfar y para ello vino en novillero. Como venían antes los aspirantes que querían ser toreros. ¡Qué pena que la edad, 30 años, pueda ser un hándicap para conseguir su objetivo! Salvo los quites, no desaprovechó ninguna de las ocasiones que se le presentaron. Pareó a sus dos enemigos, con voluntad, colocando un par en el sexto por los adentros que levantó a los presentes de sus asientos, después de ser zarandeado por su enemigo en un par anterior, galleó con hondura al colocar a su primero frente al montado, Con la muleta lo citó dándole distancia para ir acoplando las embestidas a la pañosa, pero su labor adoleció de falta de colocación. Cuando lo intentó en el toreo al natural al tercer muletazo el burel se lo llevó por delante, lo lanzó por los aires y cuando caía le lanzó un derrote que nos conmocionó. Le costó rehacerse del trance y volvió a la cara del novillo pero su enemigo había perdido el recorrido que mostró antes de la cogida. Consiguió algunos redondos templados bajándole la mano, pero el acero le privó de algún trofeo. En el sexto y ante un exigente manso encastado, lo recibió en el último tercio con unos trincherazos muy ajustados y templados que caldearon los tendidos. El novillo tenía mucho que torear pero el jerezano no se amilanó y le plantó cara. Por el pitón izquierdo tuvo que aguantar las medias embestidas de su enemigo. El animal se quedó sin recorrido y el torero decidió tomar el acero.
Álvaro de Chinchón se encontró en su primero con el sobrero de la tarde, un jabonero de Aurelio Hernando. Trató de pararlo con el capote pero lo desarmó y el animal le costaba repetir las embestidas. Con la muleta lo fijó en los medios tratando de meter las embestidas en la pañosa pero el novillo tenía las fuerzas justas para mantenerse en pie. Lo intentó al natural pero no llegó a acoplarse, le tocaba la muleta en cada muletazo. Sólo consiguió dos naturales corriendo la mano. Poco bagaje para el lucimiento. El cuarto un burel con cara que mostró poco recorrido cuando lo recibió de capote y cuando llegó a la muleta no podía con su alma. En los primeros compases de la faena le bajó la mano y el animal perdió las manos. Estuvo muy vulgar el torero de Chinchón.
Manuel Caballero recibió de capote a su primero sacándolo a los medios sin llegar a lucirse a la verónica. Con la muleta lo recibió con maneras bajándole la mano, pero cayó en la vulgaridad del toreo moderno, con una falta total de colocación y rematando los muletazos discretamente con el pico de la muleta, sin caer en la cuenta donde estaba toreando. Fue una pena ya que ese novillo fue de los pocos del encierro que se dejó torear. Intentó el toreo al natural, pero quedó en el intento. El novillo fue perdiendo recorrido y el torero la oportunidad de lucimiento. Una pena torero. Al quinto quiso meterlo en el percal pero el novillo no quiso capote. En el último tercio comenzó pasándolo por el pitón derecho, eso sí, sin olvidar embarcar las embestidas con el pico de la muleta pero con mucha sutileza. El animal mostraba las querencias de las tablas y lo sacó a los medios. Lo intentó al natural pero no consiguió lucirse ya que el burel tenía menos recorrido pero tampoco la muleta del torero se mostró dispuesta a prolongar sus embestidas. Decidió tomar el acero y con ello cobrar una estocada muy trasera que junto con un descabello despenó al animal.
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