El toreo nos hace emocionarnos y otras nos llena de dolor. Es su grandeza, la que llena de emoción los tendidos y enaltece a los toreros que tienen la valentía de convertirla en arte, ante enemigos que saltan al ruedo con la intención de cobrar el peaje que le corresponde en este juego con la muerte entre toro y torero. Es la dimensión del toreo, pero este peaje, duro, descarnado y a veces incomprendido, cuando llega maridado con la muerte, es difícil de asimilar por los sentimientos de los que sentimos la fiesta. Es difícil de entender, de la misma manera que lo es asimilar las reacciones emocionales que surgen del corazón, pero es lo que transmite la grandeza de esta manera de interpretar el arte de la fiesta. Otro camino no existe, aunque llene de incomprensión a todos aquellos que no la sienten. “La muerte” apareció ayer en Teruel en las astas de un toro de la ganadería de Los Maños, de nombre Lorenzo, y encaste Santa Coloma. Una cornada seca en el pecho sesgó la vida del joven torero segoviano, nacido en Grajera, Segovia. No fue a las cinco de la tarde, pero el dolor apareció en la comunidad taurina con la misma fuerza que lo expresó el poeta granadino en su conocida elegía. La noticia sembró de dudas a todos los que sienten la fiesta, pero como dije, es la grandeza del toreo, y en esta ocasión llenó de tristeza a todos los que sentimos este arte tan grande. En estos momentos nos hacemos eco del dolor de su familia, como también del sentimiento roto de un ganadero que tratando de ser fiel a su afición y a su seriedad, se ha visto involucrado en este hecho luctuoso, que no deseamos que ocurra, pero que cuando se produce nadie debe dar la espalda a una fiesta que marca en todo momento el sentido común del comportamiento de un colectivo que aprecia el valor y el sentimiento de los toreros que se enfrentan a enemigos con el propósito de crear ese arte tan peculiar, que es el toreo. A través de estas líneas queremos expresar nuestro dolor y el más sentido pésame a su familia.