
DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
El coso venteño registro una entrada de 19.776 según la empresa, en la primera novillada del ciclo isidril, donde se anunciaron 6 novillos de Alcurrucén y dos sobreros de Alcurrucén y Montealto. Mal presentados, con romana y de nula casta y bravura. El segundo y tercero tuvieron que ser devueltos a los corrales por inválidos. En el caballo mansearon con descaro. Los tres novilleros hacían su presentación en Las Ventas y ante un supuesto ganado de garantías, pero que resultó un fiasco. Se salvó el quinto en la muleta, pero en el caballo no fue castigado y su juego fue de manso.
Sergio Sánchez: De malva y oro. En su primero estocada baja y atravesada, el animal buscó las tablas para echarse mientras el matador escuchaba un aviso de la presidencia. Silencio. En el cuarto dos pinchazos, el segundo hondo y descabello. Silencio.
Aarón Palacio: De canela y oro. Pinchazo saliéndose de la suerte. Aviso. Estocada desprendida perdiendo la muleta. Aplausos del autobús de acompañantes. En el quinto estocada desprendía. Aviso. Y dos descabellos. Oreja de poco peso.
Javier Zulueta: De verde y azabache. Estocada casi entera caída y atravesada. Silencio. En el sexto estocada metiendo la mano con habilidad. Silencio.
Presidente: D. Víctor Oliver Rodríguez.
No anduvo el palco fino en esta ocasión. Devolvió dos novillos, pero el sobrero de Montealto que salió en tercer lugar fue muy protestado por los aficionados y el usía hizo caso omiso al comportamiento del animal y a las protestas. Concedió un trofeo a Aarón Palacios después de haber descabellado dos veces y la petición no fue mayoritaria.
Suerte de varas:
Qué decir de la suerte de varas. No se vio a ningún ejemplar empujar y meter los riñones ante el castigo. Y los picadores. El único que se agarró arriba fue Mario Benítez en el segundo Bis y en la segunda vara. Todo lo demás, picar trasero, novillos que recibieron un picotazo, en fin, para olvidar. Ojo, los aficionados. Ellos deberían reflexionar, pero no lo harán.
CUADRILLAS.
En el sexto lidió con mucho temple Curro Javier En el segundo Bis, Juan Sierra corrió a una mano al novillo cerrándolo en tablas. Fue muy vistosa la suerte. En el tercio de banderillas Manuel Larios, en el primero, fue el único que colocó un par ganándole la cara a su enemigo.
1º Amable: N. 79. 515 kg. Negro listón Salpicado. En la primera vara se dejó pega pero el picador no lo castigo. En la segunda vara se defendió con descaro, no se empleó y tampoco fue castigado. Salió suelto. Un manso para olvidar.
2º Zambombero. N. 78. 539 kg. Colorado ojo de perdiz. Fue castigado trasero y el animal se dejó pegar. En la segunda vara el piquero se agarró arriba y se limitó a sujetarlo. El novillo no se empleó en la pelea. Adoleció de falta de fuerzas.
3º. Tabernero. N. 54. 535 kg. Negro. En la primera vara empujó y casi desmonta al picador. En la segunda solo se empleó el picador. El animal salió suelto.
4º Clarinete. N. 89. 494 kg. Castaño chorreado en verdugo. En la primera vara hizo una fea pelea. No se empleó y anduvo repuchándose durante la pelea. En la segunda no fue castigado, el piquero se limitó a marcar el castigo. Señal de falta de fuerzas.
5º Burlón. N. 105. 504 kg. Colorado ojo de perdiz. No se empleó y fue castigado trasero. En la segunda el piquero repitió la misma operación y el novillo salió suelto.
6º Socarrón. N. 108. 516 kg. Negro bragado corrido axiblanco. Salió suelto al sentir el castigo y en la segunda entrada recibió un picotazo del montado. Otro esperpento de tercio.
En la novillada se vieron más quites que en lo llevamos de feria. Esperemos que los “maestros” tomen nota de los aspirantes. Pero en ellos hubo un problema vinieron a Madrid a mostrar el toreo ventajista de los mayores, es decir el toreo de saldo y excepto Aarón Palacio en el quinto, que dio unas tandas de naturales con mucho gusto, lo demás consistió en el toreo barato.
Aarón hizo los dos quites que le correspondían y como dije, se libro de la vulgaridad en el quinto, donde dio unas tandas que llegaron a los tendidos. Recibió a su enemigo de hinojos, y de pie remató la tanda con dos pases de pecho. Con la mano derecha practicó el toreo al hilo y continuó con una tanda de naturales con mando pero sin cruzarse. El animal se fue quedando corto pero la disponibilidad del torero fue suficiente para mostrar una tanda de naturales rematados en la cadera. Hay que destacar la calidad del novillo, que fue el único que se salvó de lo que mostraron sus hermanos de camada. En su primero fue otro cantar, lo recibió de salida con unas verónicas templadas, pero cuando tomó la pañosa navegó en las turbulencias aguas de la vulgaridad, recetándole a Zambombero una tanda de derechazos templados pero con el pico por delante. En la segunda lo desarmó. El animal acudía al engaño con la cara alta y el matador no encontró en la muleta el mando para bajarle la mano. En una palabra, el toro por un lado y el torero por otro.
Sergio Rodríguez por su parte recibió a su primero con unos estatuarios muy ajustados, pero todo lo que vino después estuvo lleno de ventajas. En redondos mal colocado y al natural dio una tanda templada pero faltó de hondura ante un novillo con poco recorrido y que terminó ahogándole la embestida. Bernardinas para adornar un jarrón sin flores. En el cuarto y después de brindar a un espectador del callejón, comenzó su andadura ventajista con una tanda al hilo. Como al novillo le costaba mantenerse en pie, su única salida fue defenderse en la pelea. El toreo al natural fue una imagen de lo que no debe ser. Se puso pesado practicando la vulgaridad torera que desplegó en su muleta.
Javier Zulueta llevó a cabo los quites que le correspondieron, en el segundo y quinto. Recibió a su primero, segundo sobrero de la tarde, con la mano derecha y ante la invalidez de su enemigo, los tendidos le solicitaban que lo despenara. De lo poco que pudo hacer, mostró algunas maneras en el manejo del engaño y el novillo pese a su flojera, metía la cara en la muleta. El novillero el único recurso que le quedó fue ponerse pinturero ante un animal derrotado por su invalidez. En el sexto y ante un animal soso, el torero de Sevilla se dedicó en rematar los muletazos para fuera, quitando a su labor la esencia del toreo. Cuando lo intentó al natural la sosería del novillo no ayudó a los intentos de agrado del torero.
Con todo lo contado dieron las 21,40 horas. El personal abandonó el coso con pocas ganas de volver al día siguiente. Pero volverá.
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