
DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
30 Mayo 2009 | Escrito por Alberto Herrero
Corrida de toros. Se lidiaron 6 toros de Victorino Martín, bien presentados. Descastados, mansos y flojos en líneas generales. El quinto resultó un auténtico inválido. Tan sólo el sexto, por tornarse en clásica alimaña, y el primero, por su humillada embestida en la muleta, nos recordaron en parte a los albaserradas de siempre.
DIEGO URDIALES: (Grana y oro). Dos pinchazos en la paletilla más otro señalado arriba y bajonazo; Silencio. Pinchazo y estocada caída; Silencio.
MANUEL JESÚS “EL CID”: (Grana y oro). Estocada tendida, trasera y atravesada; Palmas. Estocada tendida, trasera y atravesada más un descabello; Silencio.
IVAN FANDIÑO: (Verde botella y oro). Media tendida perdiendo la muleta y un descabello; Silencio. Media trasera y tendida y un descabello; Silencio.
Tercios de varas: Ni los toros se prestaron al espectáculo de la suerte de varas ni los intervinientes en la lidia mostraron el más mínimo interés por conceder la importancia que merece este tercio. En todos los casos no pasó de ser un simple trámite, en el que eso sí, la consigna fue picar siempre trasero.
Incidencias y otros: Lleno en los tendidos en tarde bochornosa y con amenaza de tormenta. Presidió don Manuel Muñoz Infante. Nuevamente, y han sido numerosas las ocasiones durante esta feria, su actitud en el palco ha dejado mucho que desear. Se negó a devolver el inválido absoluto que hizo quinto, provocando un sonoro escándalo en la plaza que ya no cesó durante el resto de la lidia de dicho animal.
Iván Fandiño sustituyó en el cartel a José Pedro Prados “Fundi”, convaleciente de las lesiones producidas tras sufrir un accidente ecuestre mientras realizaba tareas camperas en una finca toledana.
Cuadrillas: Lo más destacable corrió a cargo de la cuadrilla del Cid en el segundo de la tarde. Alcalareño se desmonteró tras dos soberbios pares de banderillas mientras “El Boni” dio una lección de brega durante la lidia de este ejemplar.
¡Ni Victorino ha salvado esta mierda de feria!
Perdonen el exabrupto pero no se me va de la cabeza la pancarta que tantas tardes ha aparecido en el tendido, y que a modo fiel, créanme, resume lo que ha sido el largo serial isidril.
Veintidós tardes donde el aburrimiento ha sido el fiel compañero de todos los abonados venteños y que sólo nos abandonó en los diez minutos que los duendes inspiraron a Morante y durante el desarrollo de una señora corrida de Palha, por supuesto.
Veintidós carteles perpetrados por la peor empresa que un aficionado pueda imaginar y que vaticinaban desde su misma confección el ínfimo resultado que finalmente han arrojado. No habrá sido porque no se avisó… Quedaba para esta tarde el último cartucho. El seguro, el que no falla, el de siempre. Pero hoy el cartucho ha llegado con la pólvora mojada. Los cárdenos que ha enviado impecablemente presentados el paleto de Galapagar, sólo han superado a sus “primos” de ayer precisamente en eso, en presencia. En comportamiento, salvo el primero que ha resultado ser a la postre el toro con más posibilidades de la corrida, ha sido decepcionante al máximo. Toros sin casta, de discretas peleas en varas -aunque segundo y sexto derribaran más bien por rendición equina que por otra cosa-, sosos y exasperadamente flojos. Y el quinto absolutamente inválido. Ay Victorino, Victorino… Esperemos que recupere la senda por la que nos tenía acostumbrados hace años, porque con la salvedad de la corrida de otoño del pasado 2008, este no es mi Victorino que me le han cambiado…
Como me han cambiado al Cid. Este tampoco es el Cid que tiene enamorado a Madrid. Tras algún altibajo apreciado en las últimas temporadas parece que el de Salteras definitivamente no se encuentra en un momento dulce, ni mucho menos. El primero de su lote, con buen tranco de salida y al que ha instrumentado un saludo tranquilo y despacioso por verónicas, se agotó tras dos puyazos traserísimos recetados por Manuel Jesús Ruiz. Cambió el toro en banderillas y observamos igualmente a un Cid distinto. Renqueante el animal de los cuartos traseros, quedándose algo cortito y de embestida muy lenta, nos descubrió a un Manuel dubitativo, desconfiado, perdiendo pasos continuamente y hasta desarmado. Con el quinto, un inválido aguantado incomprensiblemente por el señor Muñoz Infante en el ruedo, cumplió simplemente el trámite bajo la continua bronca desatada en los tendidos. De todas formas, y aunque se nos antoja que el lote no ha sido de triunfo ni mucho menos, se ha echado en falta a ese Cid resolutivo y firme que tantas veces ha demostrado una seguridad envidiable ante toros de mayor poder y complicaciones a los de hoy.
Diego Urdiales ha tenido la oportunidad de encontrarse con el primero, que a la postre ha resultado el toro de mejor juego de la corrida. Pastueño y humillado ha embestido el albaserrada a la muleta, y tan solo en pasajes sueltos ha logrado algún derechazo estimable el de Arnedo. Con el toro a más, no ha habido acople con la zurda y cuando decidió volver a la diestra, la faena ya no ha remontado. En el cuarto, que ha llegado al último tercio rajado y embistiendo a arreones, Urdiales tampoco ha encontrado la receta a aplicar y todo se ha perdido entre probaturas, dudas e indecisiones.
Por último ha actuado en sustitución de El Fundi, el vizcaíno Iván Fandiño. Dura prueba la que ha tenido que afrontar el de Orduña. El tercero, soso y de corto recorrido y el sexto que desarrolló un comportamiento cercano al de las famosas alimañas, necesitaban de una experiencia mayor y un poderoso mando en el manejo de las telas, además de la voluntad y el valor demostrado. Milagrosamente ha podido salir por su propio pie de la plaza tras las dos soberanas palizas que le ha propinado su lote, y eso ya puede considerarlo un triunfo.
Esto es lo que ha dado de sí el epílogo de la Feria del Santo Patrón. Poco, como todo el serial. Ahora solo queda el apéndice del Aniversario de vaya usted a saber qué, pero desde luego, el fracaso isidril ha sido sonado. Esta vez, ni Victorino ha obrado la salvación.