El Toro de Madrid realizó dos visitas a dos ganaderías de la Comunidad de Madrid, Baltasar Ibán y Hnos. Quintas. Tras partir a primera hora de la mañana el autobús desde la Plaza de Toros de Las Ventas, nos dirigimos primeramente a la finca “Cortijo Wellington”, situada en San Lorenzo de El Escorial, donde pastan los toros de Baltasar Ibán. Ya desde el autobús, pudimos observar dos cercados, uno con los sementales de la ganadería y otro con la camada de utreros de este año. Una vez llegados a la finca nos recibió el mayoral D. Domingo González, que tras darnos la bienvenida y ver las dependencias de la ganadería montamos en el remolque para observar la camada de toros para este año 2015. En dicho cercado había cuarenta toros aproximadamente, de los cuales los ocho más serios y fuertes eran los reseñados para lidiarse el próximo 31 de mayo en la Feria de San Isidro. Después de ver la camada de este año, pudimos disfrutar de una tertulia con el mayoral, en el que por ejemplo nos contó la bravura y casta que habían tenido las vacas en los tentaderos realizados este año. Ya entrado el mediodía, y después de hacernos la foto de grupo, nos despedimos para dirigirnos a comer a San Lorenzo de El Escorial. Tras comer y tener una sobremesa, por supuesto hablando de toros, marchamos hacia la ganadería de Hnos. Quintas, situada en el término municipal de Colmenar de Arroyo. La ganadería de Hnos. Quintas tiene procedencia casta “Jijona” vía Martínez, y además consta de otro hierro más, “El Estoque” de procedencia Domecq y además una punta de vacas de Santa Coloma, vía Buendía. La vacada esta perfectamente dividida, y está compuesta por 120 vacas de Martínez, 150 de Domecq y 50 de Santa Coloma. Nada más llegar a la finca, observamos los añojos de este año, de pelo variado y con miradas vivas. Pasamos posteriormente al cercado donde se encontraban los utreros de los tres encastes, variados de capa; negros, cárdenos, colorados, berrendos en negro, en colorado y muy astifinos de pitones. Para terminar nuestra visita, en otras dependencias de la ganadería, vimos más novillos y toros, de origen variado, y como última anécdota, pudimos observar un becerro que apenas tenía un día de vida. El tiempo durante las visitas nos respetó y justo nada más montar en el autobús para volver a Madrid, empezó a llover. Una vez llegado el autobús a Madrid, el autobús rompió en una gran ovación por el día tan extraordinario que habíamos pasado. Desde la Asociación El Toro de Madrid queremos dar las gracias a las dos ganaderías por el gran trato y recibimiento que tuvimos, permitiendo ver y disfrutar de lo que más nos gusta, el TORO.
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