Visita a la ganadería El Montecillo. 05/02/2022.
Avanzaba Rober por el pasillo del autobús terminando de pasar lista, tras apurar los minutos de cortesía concedidos a los más rezagados. Eran las 9.15 de la mañana y arrancábamos desde los aledaños de las Ventas y por delante se presentaba todo un día para disfrutar por fin de nuestra afición, de nuestra pasión y de la grata compañía de los amigos dos años después de que este maldito COVID llegara a cambiar nuestras vidas.
El Montecillo, en el término toledano de Orgaz era nuestro destino para la mañana. Ganadería creada por el recordado Francisco Medina con la punta de ganado que se quedó en posesión tras la venta de El Ventorrillo a Fidel San Román. A la muerte de D. Francisco en 2019, su nieto David tomó el mando de la vacada hasta el mes de abril del pasado año 2021, cuando se consumó la venta de la finca y la ganadería a la Familia Loriente, actuales propietarios, y cuyo representante es D. Víctor Guijarro.
Fuimos recibidos por los anfitriones a pie de autobús y tras los saludos de rigor, entablamos conversación con D. Víctor donde nos explicó, junto con su cuñado D. Víctor Domínguez el porqué de la compra de la ganadería… Ellos siempre han sido aficionados, pero nunca se habían planteado la cría del toro de lidia. Su interés estaba en la finca ya que vieron en este terreno un lugar perfecto para introducir ganado manso con las miras puestas en su negocio familiar, una importante cárnica conquense. Pero el destino quiso que quedaran cautivados tanto por los animales originales que ocupaban esas extensiones como por su vendedor, David, que les convenció para seguir adelante con la “locura” iniciada ya muchos años antes por Paco Medina.
Seguimos la conversación mientras recorrimos el corredero que da acceso a los cercados principales donde estaban repartidos los aproximadamente 30 toros de saca con los que cuentan para esta temporada. Mención especial para la cabeza de camada de donde nos confesaban los ganaderos que saldrán 3 ejemplares para un desafío ganadero en Madrid antes de la feria. Incluso hubo apuestas por acertar cuales podrían ser. (A la publicación de esta reseña, se oyen rumores que pueda ser corrida completa para Resurrección).
Volviendo hacia la plaza de tientas seguimos conversando con los ganaderos sobre el número actual de vacas de vientre, que se sitúa en 80 con la intención de que puedan llegar a 100, pero siempre sin salirse de la filosofía de los creadores de la ganadería, buscando un animal con emoción y confesándonos que se siguen apoyando en David en todo lo que pueden. Y hablando de vacas, pudimos asistir al tentadero de dos eralas por el diestro madrileño Gomez del Pilar, destacando la primera de ellas en un comportamiento a más durante toda su lidia y más vulgar en todo lo que hizo la colorada segunda. Mucho nos tememos, y más según nos confesaba posteriormente durante la comida campera de la que disfrutamos en gran compañía otro de los propietarios de la vacada, Jesús Loriente – a su vez cuñado de los ya mencionados-, que ninguna de las dos habrían pasado la exigente prueba.
Eran más de las 3 de la tarde y el tiempo se había pasado volando, algo que suele suceder cuando uno disfruta, como era el caso del entorno, la compañía y la buena conversación, pero la hora apremiaba porque el día tenía reservado una segunda parte. Tras las palabras de nuestro presidente agradeciendo el trato recibido y la entrega de un recuerdo por nuestra visita a nuestros anfitriones, pusimos rumbo a Valdemorillo. Había toros, la primera a presenciar este año, pero eso ya fue otra historia… Nos quedamos con el regusto de la mañana disfrutada, el reencuentro con el campo bravo y la gratitud hacia los nuevos ganaderos del Montecillo por acogernos en su casa. Mucha suerte para ellos en su andadura.
Escrito por Alberto Herrero.
Fotos: David Castuera.
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