Después del parón invernal y una vez concluido el ciclo de tertulias, tocaba ver el toro en su entorno natural y poder disfrutar de su inigualable belleza. Las ganaderías elegidas para la ocasión fueron la portuguesa de Palha, ¡que buenos recuerdos de grandes toros suyos!, y la hispano-lusitana de Parladé, reserva de casta Domecq. A las cinco de la tarde, como no podía ser de otra manera, nos citamos frente a la Plaza de Toros de las Ventas 35 aficionados con la ilusión de poder disfrutar de un buen fin de semana de toros. Aunque las previsiones meteorológicas anunciaban el primer temporal invernal, esto no mermo en absoluto nuestras esperanzas.
Con 15 minutos de retraso inició el autocar su larga andadura en la que nos dio tiempo de hablar de lo que nos gusta: los toros. El pasado, el presente y el futuro. También pudimos disfrutar por video de la llamada “Corrida del Siglo” de los Victorinos, con Ruiz Miguel, Palomar y Esplá, y la encerrona de Joselito en la goyesca del 2 mayo que ha pasado a la historia como una lección de toreo. Esto y las paradas de rigor hicieron que las horas de viaje no se hicieran en absoluto pesadas.
A eso de la 1,30 (hora portuguesa) llegamos a la bonita ciudad de Vila Franca de Xiro, ribereña del Tajo y a escasos kilómetros de Lisboa, procediendo a coger las habitaciones y reponer fuerzas para el siguiente día que prometía ser intenso. Después del desayuno y con el día que ya presagiaba el mal tiempo que nos iba a acompañar, iniciamos camino a la finca “Heredade de Adame” donde pastan los Palhas. A la llegada nos esperaba el Sr. Folque, dándonos la bienvenida. Como tenía unos posibles compradores de una corrida, gentilmente nos pidió que le esperásemos ya que quería acompañarnos en la visita y contestar cuantas preguntas tuviéramos a bien hacerle.
Tras una corta espera, nos subimos al remolque iniciando la visita a los interiores de la finca. En el primer cerrado pudimos ver una camada de toros en los que sobresalía un salpicado que según nos dijo el ganadero estaba vendido para las calles de Castellón. Seguimos el recorrido pudiendo apreciar lo avanzado de la primavera por esos lares. El siguiente paso fue visitar donde estaba pastando la vacada con sus crías y el semental de procedencia Iban, que según nos comentó, lleva por separado de lo procedente “Pinto Barreiros”, Isaías y Tulio Vázquez y Oliveira Irmaos. Llegado el mediodía tocó ver la joya de Palha: la docena de toros seleccionados por el Criador de reses bravas para Madrid: 12 preciosidades con variedad de hechuras, algunos ya cuajados y los menos, pendientes de remate. Llegado el momento, con toda seguridad, harán plaza en el extenso ruedo de las Ventas. El Sr. Folque nos propuso que tomáramos nota de los números de tres toros que más nos gustasen y se los propusiéramos para traerlos al coso venteño.
Cosa que así hicimos y anotamos. Que Dios reparta suerte. Una vez terminado el recorrido nos aguardaba otra sorpresa más: una tienta de seis eralas a cargo de Luis Miguel Encabo y Javier Sánchez Vara y la retienta de un semental de once años, ya retirado, a cargo de Sánchez Vara (el mismo que lo tentó tiempo atrás). Aunque la mañana estaba desapacible y el ruedo en no muy buenas condiciones, se inició la misma. La primera vaca cumplió sin más.
La segunda un espectáculo en el caballo acudiendo de largo y con prontitud al cite del varilarguero una docena de veces, y otra más después de torearla Sánchez Vara. La colorada que hizo tercera, un torrente de casta, que cumplió en el caballo y se comía la muleta de Encabo. La cuarta sin pena ni gloria ¡alguna tenía que salir!. En quinto lugar salió una preciosidad muy en Ibán. Metió con fijeza y abajo la cara en el peto del caballo empujando con los riñones. Después de una interminable faena hizo intención de rajarse cosa que no le permitió Sánchez Vara. La última, sin emplearse excesivamente en el caballo iba con calidad a la muleta de Encabo por ambos pitones.
Llegó la retienta del semental que arrancándose de largo al caballo fue impecablemente picado varias veces por Sánchez Vara. Algunos profesiones del castoreño se hubieran sonrojado de haberlo presenciado. De la muleta, ya resabiado, defendiéndose, no quiso saber nada costando devolverle a chiqueros. Ya con la tarde bien entrada pasamos al comedor donde pudimos degustar un estofado típico portugués y endulzado con un exquisito pastel de Belem recién hecho por las damas de los vaqueros. Anochecido y después de la sobremesa con las típicas tertulias improvisadas, nos fuimos hacia el hotel agradeciendo la demostración de casta y bravura que habíamos presenciado y la hospitalidad del Criador de Reses Bravas D. Joao Folque. El domingo tocó madrugar y las 6 de la mañana hora local dieron pronto.
Una vez desayunados montamos en el autocar para recorrer los 250 Km. que faltaban hasta la siguiente etapa. Durante el trayecto pudimos disfrutar de un precioso amanecer al cruzar el Tajo, de los bonitos paisajes con inmensas praderas verdes, los pinares cuidados y con los árboles perfectamente alineados, los interminables meandros del Guadiana que forman el considerado embalse más grande de Europa, localidades como Evora, Monsaraz o Mouro que invitaban a conocerlas. Todo esto hasta llegar a Granja, punto de destino. Aquí el navegador nos gastó una broma metiéndonos por un camino no apto para autobuses. Después de la preceptiva llamada a D. Juan Pedro Domecq Morenés, llegamos a la finca “La Góa” con un sol primaveral que nada recordaba a lo vivido en la jornada anterior. Sin más dilación, el mayoral y los vaqueros nos montaron en el remolque para ver la treintena de utreros que tienen preparados para las corridas de toros del próximo año.
Los toros de saca de esta temporada los tienen en la finca “Lo Álvaro” en Castillo de las Guardas (Sevilla). Utreros ya con presencia, bien conformados y de buenas hechuras. Alguno pasaría por toro en cualquier plaza de segunda y con un figura de por medio. Después de un buen rato recorriendo el extenso cercado donde también pacen junto a los toros los cerdos ibéricos que darán exquisitos jamones, pasamos a los diferentes cercados donde pastan las vacas de vientre con sus rastras y el semental a su cargo. Una vez terminado el recorrido, el mayoral nos guió hasta el restaurante de Valencia de Mombuey donde repusimos fuerzas con platos típicos extremeños y a eso de las 17 h., entre cansados y somnolientos iniciamos el regreso al punto de origen donde llegamos a eso de las 23 h. dando por concluido el buen fin de semana disfrutado Desde estas líneas, agradecer a D. Juan Pedro Domecq el trato recibido por su personal y la oportunidad de conocer el lugar donde está alojada esa reserva de casta que tiene guardada.
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