DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
Cinco toros de Martin Lorca, serios y bien armados, excepto segundo y quinto que fueron chicos aunque con cara, nobles, inváli-dos, fueron a menos durante su lidia. Un sobrero de Criado Holgado, sospechoso por delante, muy flojo.
- Curro Vivas, grana y oro, 4 pinchazos, estocada y descabello, aviso, silencio. Pinchazo, estocada, descabello, silencio.
- Iván Vicente, azul y oro, estocada atravesada, dos descabellos, vuelta protestada. Estocada delantera, oreja.
- Serafín Marín, blanco y oro, dos pinchazos, estocada, aviso, silencio. Pinchazo bajo y estocada caída, silencio.
Un cuarto de plaza.
Estoy harto de escuchar siempre lo mismo, que si no hay toreros, que a quién vamos a ver torear, que no hay toros, que la cabaña brava está enferma, que si tal que si cual. Pero, en verdad, la realidad es otra. Lo que no hay es aficionados. Esta tarde se ha inaugurado la temporada en Madrid. Cinco meses sin ver toros en las Ventas. Para empezar, no habría mas de cuatro mil personas en los ten-didos. Si descontásemos los dos mil quinientos turistas, mas los quinientos profesionales que no toreaban hoy y los quinientos amigos y familiares de los toreros, en realidad no había mas de quinientos aficionados en Madrid. Y eso es triste por-que, en una ciudad de cinco millones de habitan-tes, no somos más de mil aficionados. Y así nos va como nos va.
Eso repercute en todo, en la exigencia, en el rigor y en el prestigio de esta plaza que, día a día, está bajando a límites insospechados. Sin ir más lejos, en la corrida de hoy se ha simulado la suerte de varas. No se han picado los toros, no se les ha castigado porque estaban tan inválidos que se hubiesen muerto de haberlos picado como manda el reglamento y debiera hacerse en la primera plaza del mundo. A un par de toros no les hicieron sangre ni para un análisis y excepto al primero, que hubieron de levantarle del rabo en mitad de la faena, se simuló la suerte en el segundo encuentro con el caballo. A todo esto, pocos han sido los aficionados que han protestado, con lo cual los taurinos han ganado otro poco en esta guerra. Porque lo que ocurre es que los taurinos son como los niños. Si les das la mano te toman el brazo, pues si a los taurinos no les protestas un invalido, a la semana siguiente te traen otra igual, porque qué mas da, si la gente no protesta. Y además pasa lo que pasa. En el festejo de esta tarde se han pasado la tarde con el bieeeennnnnn en la boca. Que Iván Vicente daba un natural largo y templado, bieeennnn, que daba otro deslavazado sin acoplarse con el toro, bieeeeeennnn, que otro resultaba enganchado pues también bieeeennnn y al final de tanto bieeennnn como ha oído el presidente pues va y le da la oreja, que ha pedido la mayoría, justo es decirlo. Si esto sigue por este camino, los pocos aficionados que quedamos vamos a tener que irnos aburridos, hartos de tanto fraude y tanta mentira y no pasará mucho tiempo, ya lo veréis.
Centrándonos en lo ocurrido en el festejo, decir que Curro Vivas no tiene el oficio mínimo para vestirse de torero en Las Ventas. No está preparado y ha sido un error anunciarse en Madrid. Como, ade-más, tampoco le sobra el valor tiene un futuro bastante incierto en el escalafón de matado-res. Se queda en la cara al entrar a matar y con las banderillas tuvo que tomar el olivo en todos los pares; por si esto fuera poco tiene el vicio de ayudarse siempre en los natura-les. Se dejó escapar un torito flojo, como era el cuarto, con el que debió estar mejor.
De Iván Vicente no voy a descubrir ahora que tiene buen corte y cierta clase, aunque tampoco le sobre el valor. Con su primer toro dio algún natural de buen trazo, aunque siempre citó perfilero y sin cruzarse, dio una buena estocada, un pelín atravesada, que le obligó a dar dos descabellos. Y tras los aplausos de la salida al tercio, justa recompensa a su labor, se dio una vuelta por Las Ventas, como el que va a lavar, es decir, por su cuenta. Con el quinto de la tarde, un toro inválido, al que simularon la suerte de varas en los dos encuentros y que apenas sangró, dio muletazos con gusto sin arriesgar demasiado y sin obligar al toro, que se iba a caer en cuanto le sometiera. Fue una faena muy desigual, pues combinó buenos muletazos con otros enganchados y otros no tan buenos. Le faltó conjunción al trasteo, aunque los bieeennnn fueron contínuos y sonoros. Tras matarlo de una estocada delantera le dieron una oreja.
A Serafin Marin se le vio con ganas, no perdonó un quite, arriesgado el que hizo al tercero con el capote en la espalda y muy estético en el quinto, con tres medias verónicas y una revolera. Sin embargo, con la muleta poco pudo hacer con los dos inválidos que le tocaron en suerte. Hay que censurarle que se puso muy pesado y que en ciertas ocasiones ponía poses en las que quería fingir relajación pero parecía cualquier cosa menos eso.
La corrida de toros estaba enferma, podrida, digna del encaste a la que pertenece. Los hubo que si los hubiesen picado se hubieran muerto antes de tiempo, aunque de haber tenido fuerza hubiera sido una corrida con nobleza y cierta bravura.
Tanto Iván Vicente como Serafín Marín merecen una repeición pero, si es posible, con otro tipo de toros. Claro que mientras en la plaza, en vez de exigir lo que se paga, es decir, un toro que no sea un inválido, se esté toda la tarde con el bieeennnnnn, pues, la fiesta de los toros seguirá como va, o sea maaaaaaaaallllllll.