Dos personajes dentro del ámbito taurino nos han acompañado esta tarde a nuestra tertulia. Dos personajes antagonistas, aunque protagonistas directos de las corridas de toros en que participan. Por un lado el torero, don Fernando Cruz, que sigue vistiéndose de luces a sus 31 años tratando de conseguir el camino del triunfo que a algunos privilegiados les proporciona este duro oficio, donde todos los que lo intentan no son los elegidos. Por otro lado, el Cirujano-Jefe de la plaza de toros de Las Ventas, don Máximo García Padrós. Sus caminos se pueden cruzar un día de corrida. Uno buscando el triunfo y exponiendo su vida con toros de verdad y aunque la frase sea manida, con los que piden el carnet de torero a los que se enfrentan a ellos. Los que hacen pagar con sangre sus errores cuando los cometen durante la lidia. Cuando se produce este hecho, es cuando los protagonistas de nuestra tertulia se enfrentan entre sí, uno pone su vida en manos de la ciencia, que el otro atesora en su sapiencia, para tratar de aminorar el peligro que el principal protagonista de la fiesta, el toro, ha dejado marcado en su cuerpo. D. Máximo García Padrós comenzó su andadura de médico-cirujano aplicada a la fiesta de los toros cuando terminó la carrera, allá por el año 1.966. En aquella época su padre, don Máximo García de la Torre, formaba parte del equipo de cirujanos de la plaza junto al Dr. Jiménez Guinea. Es decir que 50 años de experiencia avalan a nuestro invitado. Desde el año 1.985 forma parte del equipo de cuatro cirujanos que atienden la enfermería de Las Ventas. Esta experiencia le permite en la actualidad barajar los acontecimientos que ocurren en el ruedo con un grado elevado de precisión. Comentó que antes contemplaba las corridas desde el callejón, pero desde que saltó un toro y le dio un susto de órdago lo hace desde la enfermería, donde se encuentra más a gusto debido al aire acondicionado, siguiendo las corridas por televisión y permitiéndole conocer muchos más datos cuando se produce una cogida. Hay veces que cuando ve al torero colocado delante del toro presiente la cogida y cuando entra en la enfermería, sólo con observar las manchas de sangre del traje de luces intuye la gravedad de la cornada. Desde que colabora en esta plaza ha conseguido hacer unas 3.000 diapositivas de las cogidas que se han producido. Esta información le ha servido de gran valor para sus conocimientos y también para compartirlas con los alumnos en el hospital Doce de Octubre, donde imparte clases. La cirugía taurina es algo distinta a la que se practica en los hospitales y si no se conoce bien pueden aparecer problemas. Sobre esto último comentó que cuando existía el Sanatorio de Toreros acudían a éste toreros con problemas, después de haberse operado de alguna cogida. Dijo que la sangre es la mejor carne de cultivo para los gérmenes. Por este motivo, hasta que apareció la penicilina hubo muchos fallecimientos por cornadas que hoy sería impensable que ocurrieran. De esta manera justificó el monumento que el Dr. Fleming tiene junto al coso venteño. Al hilo de este tema comentó García Padrós que el torero Luguillano, padre del actual torero, tuvo problemas de tétanos, debido a una infección tras una cogida. Respecto al avance de la ciencia médica explicó que, antes, una simple cornada hacía perder al torero una temporada y hoy en una semana está listo para volver a torear. Afirmó que en la celebración de los encierros y las capeas es donde se producen las peores cogidas debido a la poca atención que hay en los que participan en ellos. Los profesionales en la plaza están más atentos y cuando se produce la cogida acuden al quite de inmediato. Sobre la última cogida de Fernando Cruz, el 15 de agosto pasado y ante un toro de Gavira, comentó que el torero entró a la enfermería con dos cornadas, una en el abdomen y otra en el muslo. La más grave fue la del muslo. Sobre los toreros comentó que son de otra pasta y que sus cuerpos son muy agradecidos. Hizo alusión a los cirujanos, comentando que son unos aficionados un poco extraños y consideró al toro de Madrid distinto al de otras plazas. Sobre los fallecimientos que se han producido sobre el albero venteño, comentó que le dolió mucho la muerte de Antonio González Gordon “El Campeño” la tarde del 22 de mayo de 1.988. No pudo hace nada por él. El torero estuvo en coma durante nueve días. Formaba parte de la cuadrilla de José Miguel Arroyo “Joselito”. Sobre las operaciones realizadas en la plaza, comentó el doctor que, en el 90 % de las cogidas, los toreros salen ya operados de la plaza. Como anécdota y con el gracejo que le caracterizó durante la tertulia dijo que ha atendido en la plaza hasta partos y, por supuesto, a muchos espectadores de lipotimias, etc. Y le llegó el turno al otro invitado, el matador de toros don Fernando Cruz. Sus primeras palabras fueron para disculparse de no poder asistir a la tertulia prevista y anunciada anteriormente hace dos semanas, ya que una lesión en el ojo cuando estaba entrenando se lo impidió. Y explicó su vocación cuando comenzó a sentir la llamada del toreo a los 10 años, después de que su padre lo llevara a Las Ventas a presenciar una corrida de verano. Su padre intentó ser torero pero no tuvo oportunidad de llegar a ser alguien en este mundillo. Al exponerle el joven sus intenciones a su padre éste no le hizo caso. Narró con cierta nostalgia la manera en que quiso manifestarle a su padre sus deseos y para ello le dejó una nota en la cabecera de su cama, nota que éste se guardó. Años después, cuando su padre falleció, al examinar sus objetos personales, pudo comprobar su madre que aún mantenía la nota en la cartera. Y fue su madre quien lo apuntó a la Escuela Taurina de Madrid, en la que estuvo 7 años. También estuvo en la de El Espinar, dirigida por Antonio Sánchez Puerto. En ambas tuvo pocas oportunidades y como consecuencia su única salida era asistir a las capeas. En la escuela de Madrid coincidió con muchas figuras, El Juli, Fernando Robleño, etc... Poco tiempo después, José Luis Bote, profesor de la Escuela de Madrid, reconocería públicamente que se equivocaron con él al no darle las oportunidades que se merecía. Nuestro invitado se tuvo que marchar a Francia y tuvo la suerte de triunfar con unas vacas ya toreadas. Este hecho le abrió las puertas del vecino país y algo menos de España. De esta manera arrancó su carrera como torero, pero le cogían mucho los toros. Debutaría en Madrid en las novilladas nocturnas y con posterioridad en la Feria de Otoño del mismo año. La primera vez que estuvo en la plaza de toros de Nîmes lo hizo “de tapia” ¡Quién le iba a decir que Simón Casas le ofrecería la oportunidad de tomar la alternativa en esta plaza con dos figuras del toreo, El Juli y Manzanares, en el año 2004! En el año 2005 confirmó la alternativa de manos de Rivera Ordoñez con toros de Celestino Cuadri. Reconoció haber sido un torero con pocos recursos técnicos y por ese motivo posiblemente haya sido castigado más por las cornadas. La oreja que le cortó al toro de Arauz de Robles le abrió las puertas de las ferias importantes: Bilbao, Sevilla, etc. También se le han ido muchos sueños tras la espada. Después tuvo un bache que le duró hasta el 2012, considerando él mismo este año como la última oportunidad que se concedió. Tampoco le han quedado buenos recuerdos de sus compañeros. En este estado anímico afrontó el pasado verano la corrida del día 15 de agosto en Las Ventas con astados de Gavira. Se vistió de azabache y oro y quiso que en la plaza estuviera su familia. Después vinieron las dos cornadas descritas anteriormente pero que marcaron un antes y un después en su vida profesional, expresándolo en la siguiente frase: ”Dios aprieta pero no ahoga...aunque a veces se pase un poco”. Después de su salida a hombros en la reciente feria de Valdemorillo ante una corrida de Victorino Martín, le preguntaron al diestro cómo se presentaba la nueva temporada. Respondió que están manteniendo contactos con varios empresarios y que hasta la fecha no tiene nada cerrado, excepto la corrida de Celestino Cuadri en Céret (Francia) que, aunque es una plaza exigente, tanto por el ganado que sale por chiqueros como el público, recompensa mucho torear en ella, donde le consideran un torero con mucho prestigio debido a las actuaciones siempre dignas que ha tenido en ella. Dadas las circunstancias por las que ha pasado, remató su explicación diciendo que prefiere vivir la ilusión del día a día. Y al parecer, la empresa de Madrid ha estado pendiente de su recuperación para tratar de incluirlo en la próxima temporada venteña. La siguiente pregunta es sobre la mala suerte que lleva a sus espaldas, con cuatro cogidas graves y cómo ha afrontado la recuperación, tanto anímica como física. Consideró que es difícil recuperarse y aunque los toreros, como expuso el Dr. García Padrós, están hechos de “otra pasta” en el fondo son personas. Consideró que la cornada más fuerte de todas las que ha recibido fue la del toro de Gavira, pero que le ha ayudado mucho el amor que siente por el toreo y que de momento le permite seguir luchando. Salió a relucir la ovación con la que el público de Valdemorillo recibió a Fernando Cruz. El torero apostilló al respecto que esa tarde fue muy especial para él, a la vez que llegaba cargado de responsabilidad y pese a que este hecho le podía jugar una mala pasada, él se mentalizó para afrontar el compromiso. Después vino el aplauso a su reconocimiento que le dio una inyección de moral. Le recuerdan al torero que tomó la alternativa con astados de Torrealta y después el cambio fue brutal, pues desde entonces sólo se anunció en corridas duras. Comentó el torero que mientras no tenga un triunfo sonoro no está en condiciones de elegir ni toros ni toreros, aunque reconoció que entre las ganaderías comerciales y las consideradas duras no hay enemigos pequeños, aunque algunos de los presentes pensaron que le gustaría estar en otras condiciones para tener por lo menos la oportunidad de elegir lo que quiera torear. Reconoció que las reacciones de los toros de las corridas duras son más imprevisibles y tienen más riesgo que los toros comerciales, lo que ocurre es que se lidian muchos toros comerciales al cabo de una temporada que también “enganchan” a algún torero, pero en menor proporción. Y terminó asegurando que por lo que sí luchará será por lidiar el toro que se ajuste mejor a la expresión de su toreo. Alguien de los presentes sacó a relucir al torero Francisco Ruiz Miguel, que basó su carrera en la lidia de corridas duras, de las que era un autentico especialista. El triunfo en la famosa corrida de los “victorinos” del año 1.982 le permitió elegir el ganado y los aficionados pudimos comprobar tiempo después que un toro de Torrestrella le sacó los colores en el ruedo de Las Ventas al torero de la Isla. Así de duras son a veces las cosas. Algún aficionado le criticó a Fernando Cruz el no saber defenderse delante de los toros, en una palabra, ser demasiado transparente delante de ellos. El torero comentó que se torea como se es. No le sale otra forma de hacerlo y busca los recursos de acuerdo a su forma de interpretarlo. Expresó el torero que su sueño es abrir la Puerta Grande de Madrid, aunque sea una vez y que durante los entrenamientos, que suele realizarlos en solitario, sueña con ello. Respecto a las capeas, salieron a relucir detalles de los pueblos de Guadalajara, que nuestro invitado visitaba frecuentemente durante su etapa de formación. En esta zona conoció a varios personajes que frecuentaban los encierros, como Mariano Cruz Ordoñez, un torero ecuatoriano, Felipe Jiménez “El Botas”, un personaje taurino de la zona...etc. Esto ocurrió durante el año 1.997. Respecto a la novillada celebrada en Arganda del Rey, reconoció que fue una tarde complicada para él. Se equivocaron en chiqueros y sacaron a la plaza los novillos equivocados teniendo que torear el que le correspondía a otro compañero de cartel. Al final y por este motivo le dieron el premio de triunfador de la feria. Lo que más llamó la atención fue que esa tarde toreó estando su padre muy grave y al borde de la muerte, hecho que ocurrió unos días después. En cuanto al Dr. García Padrós, siguió exponiendo detalles de su vida profesional, comentando que su primera experiencia en la plaza la tuvo con un banderillero que al final no tenía ni un rasguño, sólo las manchas de sangre...del toro sobre el traje de luces. Habló también sobre un libro que se va a editar próximamente, referente a la zona del cuerpo donde los toreros reciben más cornadas. El autor es José María Sotomayor. Respecto a la situación de la ciencia taurina, respondió el doctor que en México la llaman “taurotraumatologia”. Comentó también que ha cambiado mucho la atención médica en los festejos taurinos, tanto en las plazas importantes como en las zonas rurales. Antes era el médico del pueblo el que asistía a los que eran corneados por los toros y si la atención médica aplicada al herido no era la correcta, el pobre médico estaba sacrificado en el pueblo toda su vida. Ahora no es así, existen recursos en todos los festejos que se celebran, por muy insignificantes que sean. Y añadió que en la actualidad le llaman de muchos lugares de la geografía española para pedirle consejo. El único problema que ha notado es la falta de anestesistas en los meses de agosto y septiembre, dada la gran cantidad de festejos que se celebran en España en esa época. Y explicó que el nuevo reglamento aporta a las plazas las UVI móviles y los recursos necesarios para la atención de los percances. En cuanto al fallecimiento de “El Campeño” en las Ventas, matizó que el torero entró muerto a la enfermería y salió vivo hacia el hospital, pero se resintió de nuevo y no superó el envite al que le sometió su naturaleza. El torero José Luis Bote también sufrió las secuelas de las cogidas y quedó con una marca en una pierna aunque, dentro de la gravedad, resultó muy recuperado. Sobre los diferentes tipos de cornadas, comentó que hay algunas denominadas “sobre sano”, que son las que no rompen la piel y sin embargo el daño está interiormente, añadiendo que hay veces que son muy complicadas. Se comentó también la muerte del banderillero Ramón Soto Vargas en La Maestranza en el año 1.992, siendo corneado por un toro del Conde de La Maza. Añadió al hecho el doctor que el banderillero entró en la enfermería andando y su fallecimiento se debió a un derrame interno que afectó directamente al corazón. Al parecer, el Dr. Vila sufrió mucho con este incidente. A continuación salió a relucir la cogida del novillero José Antonio Iniesta por un novillo de Joaquín Buendía. A este torero le afectó mucho la cogida, quedándole secuelas. El caso del torero Emilio Oliva (padre) también dejó huella en nuestro invitado. El torero entró en la enfermería prácticamente muerto. Tenía una herida en los testículos y por ellos el asta había llegado hasta la vejiga y dañó el bazo. Comentó el doctor que esta cornada no retiró al torero, pero si le retiró otra que recibió en la espalda al siguiente año. Respecto a las fundas, comento el doctor que están notando diferencias en las cornadas infringidas por los toros que las llevan y los que no. Comentó también que habían observado los anestesistas que los toros que salen de toriles haciendo pis en el ruedo es motivado por algún tipo de medicación que les han proporcionado a los animales en los corrales. Respecto al Sanatorio de Toreros dijo que hoy no tendría sentido, ya que cada empresa e incluso los toreros tienen su seguro, que les permite acudir a los hospitales en caso de necesidad. Respecto a los toreros que sufren una cogida y siguen toreando, respondió el doctor que depende de la lesión que sufra el torero y de las circunstancias. Y en cuanto a si debemos envidiar a Francia en lo taurino, se comentó que están mejor organizados, sobre todo en la base: novilladas, etc. Y los triunfos de los toreros tienen más repercusión que en nuestro país. En cuanto al traslado de los toreros heridos en el ruedo a la enfermería por el personal de servicio de la plaza, comentó que a estos señores les preparan previamente con unos cursillos sobre traslados de heridos, con el fin de que los toreros no agraven sus heridas durante el traslado. Como dato curioso comentó el caso de la puerta de acceso a la enfermería en las Ventas. Esta puerta abría hacía fuera y cuando el torero herido accedía a ella por el lado de sombra del callejón en brazos de los auxiliares, era muy complicado su acceso, ya que primero tenían que cerrarla para que pudieran pasar al otro lado de la puerta y después abrirla para poder acceder a la enfermería. Por fin se pudo cambiar el sistema de apertura tras mucho tiempo de discusiones, ya que los arquitectos argumentaban que se rompía con ello la estética de la plaza. Vivir para ver. Después de pasar dos horas muy entretenidas en compañía de estos dos grandes profesionales del mundo del toro, sólo nos quedaba agradecerles de corazón su presencia y desearles todo tipo de venturas. Gracias, maestros.