Aunque hacía veinticuatro horas que se conocía la noticia, era el comentario de todos los aficionados asistentes a la tertulia. “Ha muerto Diego Puerta”. A todos los que nos mueve esta afición hemos sentido siempre un profundo respeto por este torero que supo codearse con los grandes del toreo de su época gracias al valor seco y sin engaños que supo imprimir a sus faenas. Nadie pudo evitar acartelarse con él, ya que era una figura de valor y torería. Hoy no hubiera ocurrido lo mismo, pero antes había toreros artistas y toreros con valor y todos tenían que verse las caras en el ruedo, donde cada uno tenía que demostrar su valía. Con él se ha perdido una referencia del toreo de los años sesenta. Nos han acompañado en nuestra tertulia de este jueves dos veterinarios de la Plaza de toros de Las Ventas, para compartir con un grupo de aficionados un momento de su tiempo y para vivir aunque sea a través de su comentarios lo que ocurre en los días de festejos, aunque para ellos la corrida comienza el día anterior a su celebración o posiblemente antes, todo depende de cómo se desarrollen los acontecimientos. De voz frágil y llevado por su afición a los toros, tanto a su profesión como a la mesa de ponentes que ocupa, hecho que considera necesario para ser un buen veterinario, comenzó su exposición D. René Alonso, explicando la composición de los grupos de veterinarios que componen el plantel de la plaza. Comentó que existen 15 veterinarios que cada año nombra la Comisión que se encarga de estos asuntos. De los 15 componentes, hay 5 grupos de 3 cada uno, los cuales se reparten lo más equitativamente posible las funciones de de las cuales son responsables. Como cada grupo de trabajo, estos están sujetos a modificaciones, tanto laborales como personales, pero ello no implica nunca la creación de ningún vacio de sus funciones. En la plaza hay 4 presidentes y cada uno tiene su equipo de trabajo, dentro de los cuales forman parte los distintos grupos de veterinarios, para lo cual suelen rotar ya que no existe una asignación fija entre presidentes y veterinarios. Consideró que es una labor incomoda, expuesta a muchas especulaciones por parte del aficionado cuando por los chiqueros no sale lo que a su criterio debería salir o el comportamiento del toro no se corresponde con lo que esperan de un animal de sus características, pero ellos anteponen con la máxima dignidad lo que consideran fundamental para su trabajo, “la honradez”. Las funciones que llevan a cabo en cada corrida son las siguientes: Primer reconocimiento: Tarea que realizan tras la descargar de la corrida en los corrales de la plaza. Si el festejo se celebra fuera de la Feria de San Isidro, suele hacerse los jueves, y durante la feria, un día antes de la corrida y después de haber enchiquerado los toros que se lidian ese día, ya que en estos casos suele haber problemas de corrales. Las funciones que se llevan a cabo en el primer reconocimiento son: desprecintar los cajones donde vienen los toros, comprobación de la documentación del ganado y los crotales. Una vez que se ha desembarcado la corrida se hace un reconocimiento previo, teniendo en cuenta que el ganado se ajuste a las características de su encaste, comprobación de defensas y que no tengan heridas por asta de toro o por otras circunstancias. A continuación se lleva acabo otra revisión donde se comprueba la movilidad de las reses, la visión y la valoración morfológica. En la movilidad tratan de ver si los animales tiene algún defecto en la vista, para lo cual lo citan desde los burladeros y comprueban si responden a estos estímulos, también comprueban si tienen los ojos inflamados, cornadas o lesiones que le impidan una lidia normal. Comentan que cuando los toros tienen querencias, como les ocurren a los sobreros, es difícil llevar a cabo esta última comprobación. Dentro de la valoración morfológica, se analiza el trapío de las reses, para lo cual se tiene en cuenta el tipo de festejo, su encaste o ganadería. Se comprueban las defensas, desarrollo del tercio anterior y posterior y otros parámetros, A los toros de capa jabonera, coloraos, y melocotones, son más complicados de evaluar ya que dan la sensación de no estar bien rematados. El desarrollo de la cornamenta influye notablemente en el trapío del animal. Reconocimiento el día del festejo: Como continuación a las funciones de reconocimiento del día anterior, el día del festejo se lleva a cabo un segundo reconocimiento de las mismas reses y de las que se hayan sustituido por no reunir las condiciones exigidas, ya que pueden haberse causado lesiones a causa de peleas entre ellos o haber rechazado algún animal durante el primer reconocimiento. Este suele ser más exhaustivo que el anterior. En este momento se suelen reconocer también los 2 sobreros que se van a enchiquerar. En el caso de que sea necesario lidiar más sobreros en esa tarde, estos ya no son reconocidos y normalmente suelen salir sin divisa. El apartado: A continuación del reconocimiento se hacen los lotes. Suelen hacerlo los representantes de los toreros, normalmente los banderilleros de confianza. Se hacer tres lotes, en función de las características morfológicas de los toros, trapío, cornamenta, etc. Aquí, comenta el Sr. Alonso, que cuando los representantes de los toreros son experimentados, lo llevan a cabo rápidamente, pero cuando son toreros noveles hay más problemas. Los banderilleros de estos suelen complicar esta tarea. Una vez realizadas las funciones de reconocimiento, cada veterinario del grupo hace un informe y se lo entregan al presidente del festejo con el fin de unificar criterios. Otras funciones: Otra de las tareas de los veterinarios es la representación en el palco presidencial. Suelen hacerlo por orden de antigüedad dentro de los grupos de veterinarios. Uno de los problemas que existe en la plaza de Madrid es que el palco presidencial está muy alto, y este hecho impide ver con claridad algunos detalles de lo que ocurre en el ruedo. Para ello el presidente se apoya en los delegados del callejón, fundamentalmente para valorar las estocadas, para lo cual suelen estar en contacto telefónico. Una vez finalizado el festejo, los veterinarios efectúan el examen de las astas y las vísceras de los animales lidiados en el desolladero. Hay otros veterinarios que se dedican a la cría del toro de lidia en el campo, apoyando con ello a los ganaderos en las distintas funciones que hay que realizar en una ganadería. Comenta tres de ellas que considera imprescindibles para que el desarrollo de los animales sea el correcto para el fin que se pretende: · Alimentación. · Saneamiento. · Selección. Hizo la salvedad que tanto la alimentación, el saneamiento y las técnicas reproductivas, deben ser responsabilidad del veterinario, pero la selección considera que es del ganadero. Están realizando fecundaciones a través de óvulos de vacas bravas y semen de toros, incluso en algunos de ellos recogen el semen una vez lidiados y en el desolladero, por supuesto si les ha gustado el comportamiento del animal durante la lidia. En algunas ocasiones suelen utilizarse incluso vacas mansas para su reproducción. Comentó que Torrestrella fue el pionero en este tipo de “manipulación reproductiva”. Como funcionarios de la plaza de toros de Las Ventas, llevan a cabo estadísticas de los distintos encastes lidiados, haciendo una valoración del periodo 2007-2001, siendo el encaste Domecq el que más se ha lidiado, bien a través de su propia ganadería o de otras de esta misma procedencia, en total, un 42%. Destaca igualmente el comportamiento del toro de rejones, y la exigencia del rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, en lidiar en las corridas que actúa ganado de encaste Murube, ya que las embestidas de este tipo de ganado se ajustan más a las exigencias de su torero a caballo. Antes se lidiaban con frecuencia toros de Tassara, Sánchez Cobaleda y Benítez Cubero, entre otros. Se comentó que hay ganaderos que cuando lidian en Madrid suelen traer ocho o nueves toros, pero hay otros que solo traen seis, como es el caso de Victorino Martín. En su ponencia, D. Javier Fernández comienza alabando a la afición de Madrid, aunque considera que en ocasiones es algo molesta, es necesaria. Si no fuera así, la Plaza de Madrid no sería lo que es. Se continua hablando de las características de los encastes. De los cuales comentó que hay toros con mucha romana pero no están bien rematados, como hay ganaderías que tienen problemas para dar el peso que exige una plaza como la de Madrid. Los toros de procedencia Atanasio no suelen tenerlos ya que son toros con mucha caja. Sin embargo el ganado de procedencia Rincón-Núñez son toros con poca caja pero más armónicos, de los cuales destacó la ganadería de Alcurrucen. Consideró también como indispensable que los toreros debían lidiar los toros de su lote sacando primero el de menos trapío, ya que su experiencia le dice que cuando lo hacen al contrario, el público sale decepcionado. Hay animales que pierden mucho en los corrales, sobre todo los que están acostumbrados a comer hierba y cuando llevan en los corrales unos días suelen perder bastante peso y como consecuencia trapío. Para poder valorar las corridas es necesario conocer las condiciones morfológicas del encaste que proceden y para eso, independientemente de ser aficionado, hay que ser un profundo conocedor de la morfología de los distintos encastes que existen en la actualidad. Para adornar este comentario, dio una relación de ganaderías consideradas como encaste propio y sus características morfológicas.
- Gamero Cívico: Haciendo referencia a la ganadería de Samuel Flores, estos toros suelen estar mal rematados.
- Albaserrada: Los animales procedentes de este encaste deslucen de los cuartos traseros, y les falta remate.
- Pablo Romero: Son toros de mucha caja y de bonita lámina.
- Guardiola: Son animales de mucha caja y mucho volumen.
- Conde de la Corte: Son toros de mucha cabeza pero les falta remate.
- Celestino Cuadri: Son largos, hondos, pero la excesiva tripa les hace perder armonía.
- Baltasar Ibán: De esta ganadería comentó que no está considerada como encaste propio.
- Palha: A este encaste les falta también remate.
En el último tramo de la tarde-noche y por parte del Sr. Javier Fernández expone el tema estrella que tenía preparado, denominado, “El toro que no existe”. Es un título sugerente Este toro se le consideraría mitad artista y mitad encastado, y de esta última cualidad, propia de los animales de esta especie, los toreros tiemblan cuando la oyen nombrar. Dentro de su exposición trató de indicar las cualidades que debía reunir este tipo de toro, tanto para el público general, denominado torerista, como para los aficionados. Para los torerista, sería un toro que enamorara a los aficionados con estos gustos y que encandilasen al público que llena las plazas, que son mayoría y que por supuesto hay que respetar, aunque sea para el mal de la fiesta. Sería un toro bonito, armonioso, en la línea de Domecq y Núñez, que se deje torear con plasticidad y que le permita al torero estarse quieto toreando y como consecuencia cortar orejas. En una palabra, “el carretón”. El toro que no existe para el aficionado es el da emoción, aunque no se corten orejas, que reciba la lidia adecuada en cada tercio y ajustándose a las condiciones del toro, aunque esté ausente de emoción artística. El toro integro en su cornamenta con un comportamiento de acuerdo a su condición de animal fiero al que hay que dominar toreando. Que reúna las tres condiciones indispensables en un toro de lidia: fiereza, bravura y nobleza. En una palabra, el toro que no existe. Como remate de la tarde salieron a relucir algunos temas como, está desvirtuada la esencia del espectáculo: antes una estocada daba o quitaba los trofeos al matador, hoy no tiene ningún peso dentro de la labor del torero. Los diferentes encases dan muchos problemas a los veterinarios, ya que el público desconoce sus características y les exigen a muchos toros unas condiciones impropias de su procedencia. También comentaron que hay algunas incongruencias entre el reglamento y el peso exigido a los toros relacionado con el prototipo racial del animal. Salió a relucir el tema de las fundas, para lo cual comentaron que éstas les facilitan su trabajo ya que los toros tienen más cabeza y este hecho les da menos problemas en el reconocimiento. Y como cierre una exposición muy poco gratificante para la fiesta “los ganaderos románticos tiene muy poco recorrido en la actualidad”. Lo único malo de este aserto es su autentica veracidad.