De profesión veterinario y ganadero por afición es la quinta generación que posee ganado de lidia (aunque declara que este hecho le acarrea algún conflicto familiar). También es un enamorado del campo charro. Así se definió nuestro invitado en la visita a La Asociación El Toro de Madrid. Por un lado no pudo evitar la particularidad que define a todo aquel aficionado en cuanto a lo relacionado con la pureza del entorno del toro bravo, pero por otro mostró signos de conservadurismo, basado en el respeto, cuando sale a relucir cualquier crítica sobre las actuaciones de algunos compañeros de profesión e incluso personas que han perdido toda credibilidad debido a sus oscuras actuaciones manipuladoras dentro de la fiesta taurina. A pesar de ello, los aficionados asistentes volvimos a disfrutar durante dos horas con la información vertida por un ganadero modesto que siente la fiesta y que su cara denota la alegría propia, cuando habla de las satisfacciones que le han dado sus toros en los casi 20 años que lleva dedicado a esta profesión, aunque en el fondo se defina como un loco, debido a la situación en que se encuentra la fiesta. Estudió Veterinaria, a caballo entre las universidades de León y La Complutense, pero dentro de las especialidades existentes en la carrera no había ninguna que tratara el estudio del toro de lidia. En cuanto a su ganadería, la formó con reses de Luis Antonio Carabias, hijos de Domingo Hernández, El Torreón de Felipe Laffita y Luis Algarra, todos de procedencia Domecq. El ganado que adquirió a Luis Antonio Carabias estaba encastado con el de Felipe Laffita pero era una ruina, ya que los animales tenían problemas de alimentación. Se declaró un enamorado del toro de Santa Coloma y como consecuencia de ello llegó a torear en el campo bastante ganado de este tipo, pero debido a su difícil comercialización no tuvo valor suficiente para decantarse por este tipo de encaste, aunque su bisabuelo ya tuvo una punta procedente de Graciliano Pérez Tabernero. A pesar de costarle mucho tomar esa decisión, hoy está contento con la elección tomada. Se decidió por el encaste Domecq porque era el que más se parecía entre sí de sus diferentes versiones y dijo que siente predilección por este encaste, porque comenta que un toro bravo de Domecq es más manejable que un Atanasio de las mismas características. Matizó que el comportamiento de los toros de El Torreón es distinto a los de Algarra, aunque procedan del mismo encaste, ya que existe más pureza de lo original de Juan Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio en esta última línea ganadera y tiene más fiereza. El respeto del público presente sobre estas opiniones es absoluto. Respecto al hierro, explicó que fue adquirido a la familia Garcigrande. Expone algunas de sus satisfacciones como ganadero en los triunfos de Daniel Luque y César Jiménez en Francia con novillos de su ganadería, donde llegaron a cortarles sendos rabos en Arlès. Sigue alabando su profesión a través del premio concedido por la prensa catalana al novillo “Tallino”. Y afirmó que se dedica casi por entero a la lidia de novilladas, ya que todavía siente algo de respeto cuando se trata de corridas de toros. Alabó también la labor que llevan a cabo en la localidad de Cuéllar, con los encierros desde el campo, en cuanto a su fiesta taurina, tanto desde el punto de vista ganadero como en la gestión, debido a que sienten la fiesta con afición y respeto y cree que deberíamos aprender mucho todos de cómo hacen las cosas en este pueblo segoviano. Salieron también a relucir temas alternativos tanto de su faceta de ganadero como de veterinario. Consideró que el veterinario tiene mucha importancia en la labor de preparación y colaboración con el ganadero, criticando el protagonismo que muchos quieren darle a su labor ya que, a su entender, ésta debe ser totalmente silenciosa. Sobre el tema de alimentación y saneamientos, dijo que en España no se conocía prácticamente nada y que desde nuestra entrada en la UE todo ha cambiado, pues especialmente en lo referente a la aplicación de medicamentos se ha avanzado mucho. Europa ha marcado la pauta sobre los saneamientos de los animales bovinos en general. Llama la atención sobre el hecho de que llevemos criando toros de lidia, casi en exclusividad, durante trescientos años y hayan tenido que ser los franceses quienes nos hayan marcado las directrices de las mejoras en cuanto a estos temas. Se lamentó que hubiera sido más fácil haber adoptado lo que había establecido ya sobre este tema, pero no se hizo así. Y de que por culpa de los saneamientos vayan a desaparecer muchos encastes emblemáticos en España motivados por la consanguinidad, refiriéndose a Pablo Romero, Santa Coloma… Expuso algo que no se ha tratado en nuestro país con la importancia que merece y es que el toro de lidia está sometido a muchas enfermedades procedentes de otros animales de la fauna ibérica, debido a las relaciones que existen entre ellos en el campo, como cotos de caza, etc. También explicó que el ganado de lidia está poco considerado en las unidades veterinarias debido a los problemas que aporta su tratamiento. Y en cuanto a la venta de ganado explicó que, desgraciadamente, se están vendiendo toros por debajo de su precio de carne, criticando el poco corporativismo que existe en los ganaderos. Y ése, a su entender, es uno de los males más graves que afecta a este colectivo, ya que en otros sectores ganaderos, debido a la unión que existe entre ellos, se regula mejor el mercado. Consideró también que el peso de la fiesta debería recaer sobre los ganaderos, aficionados y toreros, aunque a él, en particular esta temporada, no le ha ido nada mal, ya que le han quedado sólo cuatro animales en el campo y ha preferido quedarse con ellos, ya que le ofrecían un precio más bajo que el que marca el mercado. Lo calificó como “Gitaneo en estado puro”. En cuanto a las normativas actuales, considera que no están muy claras para Europa, dando origen a muchos problemas cuando un toro tiene que volver a la finca de origen desde cualquier plaza, poniendo como ejemplo a los sobreros que no se lidian, siendo este caso bastante común en la fiesta, lo que no ocurre en los otros vacunos para carne de consumo. Narró algunas anécdotas familiares. Una de ellas, en los años sesenta, curiosa, de su padre, Paco Escudero de Cortos, debido a su fuerte personalidad y a raíz de unas declaraciones que llevó a cabo en la Unión de Criadores de Toros de Lidia, haciendo referencia a que él no afeitaba los toros. Dichas declaraciones se hicieron eco en la prensa y las consecuencias fueron que tuvo problemas para volver a lidiar sus productos. Al final, tuvo que vender la ganadería a Miguel San Román, la que en la actualidad se conoce como El Vellocino y dejó de ser ganadero de lidia. No obstante era una persona que defendía la teoría de que los cuernos tenían que ir en función de lo que cobrara el torero. No era mala idea ésa. Muchos habrán pensando que la casta y la fiereza tendrían que ir en esa misma dirección y seguramente se acabarían las exigencias de los matadores hacía el toro sin casta y aborregado, que no transmite nada a los tendidos, nada más que las orejas que cortan los toreros a petición del público triunfalista. Volvió a salir el tema del precio de los toros y algún tertuliano confirmó que este año se han pagado sólo 9.000 € por una corrida de Peñajara, lidiada en un pueblo de la sierra madrileña. Sobre la caída de los toros no se comprometió, comentando que gran parte se debe a la alimentación y a la poca organización que existe en este sector. El tipo de toro que sale al ruedo en la mayoría de las plazas es el que demanda el público y criticó a la prensa por su pasividad, ya que las informaciones que salen en los medios de comunicación y revistas especializadas no refleja la realidad de la fiesta. Es lógico, el periodista que escribe lo que no gusta a los taurinos no tiene futuro. Dijo también que su familia mantuvo muy buenas relaciones con el desaparecido crítico taurino Alfonso Navalón, autor del libro “Viaje a los toros del sol”. Criticó los corrales de algunas plazas de toros, ya que a su entender no reúnen las condiciones adecuadas para el manejo de los animales que se lidian. Salió a relucir el transporte de los toros y del pienso y su incompatibilidad en viajar en el mismo camión, ya que así lo determina la legislación vigente, originando con ellos problemas de alimentación cuando los toros están en la plaza esperando. Ve asimismo muy complicado que sus toros se lidien en Madrid por la falta de trapío del encaste Domecq. Sobre la movilidad de los toros, aportó que el toro es un animal tremendamente perezoso y que hay que diseñar un plan en el campo para que puedan moverse, pero, por otro lado, está convencido que si al toro se le mueve mucho pierde entrega durante la lidia. Se han llevado a cabo estudios que han demostrado que la intensidad de la movilidad debe realizarse más en los 8 ó 9 meses anteriores a su lidia. Sin embargo, otros estudios han demostrado que no se consigue nada con la movilidad, sólo que los toros pierdan peso y con ello trapío. Salió a relucir un interesante debate acerca de las fundas de los toros. El ganadero defendía las fundas, un contertulio indicó que es una manipulación de las astas y que esto está prohibido en el reglamento. Sale a relucir que una cura a un toro herido también es una manipulación. Todo lo que sea controversia es interesante, ya que de ellas aprenden los que no conocen los temas que son objeto de discusión. Al parecer, el único estudio que se ha llevado a cabo sobre las astas de los toros se ha realizado en Toulouse. Otra vez Francia nos ha ganado la partida en este tema. Da la impresión que aquí solo saben manipular las astas de los animales y quitarles agresividad mediante la selección, todo ello al servicio del torero, lo demás, no cuenta. Salió a relucir el tema de los picadores. El Papa Negro decía que: “el temple de los toros lo dan los picadores”. Tal y como se lleva a cabo hoy la ejecución de la suerte de varas, ellos son los que agotan el “umbral de bravura” de los toros, según la teoría del veterinario Barga Bensusán, dejándolos que se estrellen contra el peto. Volvió a salir el encaste Domecq. Al parecer, el que dirigió la ganadería cuando D. Juan Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio compró la ganadería al duque de Veragua fue D. Ramón Mora Figueroa, ya que el dueño sólo sabía de negocios y de vinos. En aquella época ninguna figura quería torear estos toros, hoy y debido a su transformación, los toreros sólo quiere este encaste. Un punto negro cayó casi al finalizar la reunión, cuando un tertuliano, el cual se definió como Juan Carlos Arranz, torero retirado, sacó a relucir su opinión, intentando demostrar que los aficionados no tienen razón cuando muestran su disconformidad con el trapío de muchos de los toros que se lidian en las plazas españolas. Un conato de indignación apareció en los rostros de muchos de los asistentes, al verse aludidos por estas opiniones, pero la tarde no daba para más y menos aún para intentar demostrarle a un torero que para nosotros el trapío no tiene nada que ver con el peso y menos con la fiereza y la casta. Y discutiendo hasta la calle finalizó otra excelente tertulia.