Inicialmente estaba prevista la visita a La Asociación el Toro de Madrid, del ganadero José Luis Marcuello, representante de la ganadería Los Maños de encaste Santa Coloma, pero un imprevisto problema de salud impidió al ganadero acudir a la cita que se pospuso para fechas posteriores. Para su sustitución se eligió a Dª Yolanda Fernández Fernández-Cuesta que llevó a cabo una exposición sobre “La Simbología Táurica desde los Albores de la Prehistoria al mundo Ibérico”. Con nuestro respeto al ganadero ausente, hubo quien se atrevió a comentar que la sustitución del cartel había sido de lujo. Dicho queda. No obstante los aficionados esperamos impacientes la visita de este ganadero valiente que tiene en su haber crear una ganadería del encaste de Santa Coloma en los tiempos que corren, muy del gusto de los aficionados. Antes del inicio de la exposición, el presidente de La Asociación expuso ante la audiencia que esta Asociación apoya la manifestación de los aficionados de Castellón programada para el día 15 de febrero, debido a la estima que se le profesa a dicha afición castellonense. Comenzó la exposición Dª Yolanda haciendo una referencia a la necesidad de investigar las raíces de la lucha del toro y del hombre, base esencial cultural que desde siglos muy remotos justifica la supervivencia de los juegos con el toro y la fiesta taurina. Argumento principal para la defensa de nuestra fiesta como patrimonio cultural del área mediterránea incluyendo la zona del Midi Francés. Creyendo la historiadora que aún en el siglo XXI existe un halo de misterio alrededor del enfrentamiento del hombre con el toro, moviendo este hecho más allá de la razón que pueda albergar el pensamiento humano, llegando casi a la irracionalidad. El hombre desde siempre se ha movido por instintos e impulsos de amor, belleza, heroicidad… por eso aún nos siguen emocionando por ejemplo las tragedias griegas, el Quijote etc. Por eso nos preguntamos ¿Por qué el hombre continúa jugando con el toro y eso nos produce emoción y misterio? El Mito Taúrico comienza muy pronto marcando una época diremos que 30.000 años a. C comienzan a aparecer los símbolos que marcan la supervivencia del hombre entre lo material y lo sagrado. “El símbolo es una conjunción de formas visibles destinadas a mostrar lo invisible” en palabras del teólogo cristiano de la Edad Media, Hugo San Víctor. Desde más de 20.000 años a. c en los periodos del Auriñaciense y Musteriense y posteriormente han aparecido símbolos de toros luchando con hombres tomando como referencia la cueva de Villars, Francia, donde existe una pintura de un toro atacando a un hombre, esta pintura, junto con los relieves de Roc de Sers, y la enigmática de Lascaux sirvieron a la conferenciante para mostrar el paralelismo de las mismas con los tercios de la lidia como representativas de la lucha del hombre con la fiera, y dándoles una interpretación subjetiva parecen ser las primeras tauromaquias representadas. aunque bajo su criterio, esta pintura se puede interpretar de muchos sentidos. Detallando el tercer tercio, comentó que en la cueva de Lascaux existe una pintura de carácter enigmático, donde un hombre simula la muerte a los pies de su enemigo, el toro, con el único propósito de escapar con vida, hecho comparado en la actualidad con el torero cuando es arrollado por su enemigo y se queda inmóvil para eludir la cornada. Siguiendo con estos grabados, en varias cuevas francesas y cántabras, fueron descubiertas varias pinturas rupestres del periodo paleolítico superior y que a criterio de los historiadores, el toro fue el símbolo del origen de la vida en las culturas orientales neolíticas y del Bronce. Como curiosidad nos expuso el ejemplo de la pintura de la cueva de Chauvet, donde aparece un toro símbolo de la virilidad creadora junto a una vulva femenina que invoca la fuerza de la mujer en esa época como representación de una sociedad matriarcal. No deja de ser curiosa la comparación de esta pintura con una escena de una tauromaquia de Picasso, donde el pintor malagueño parece mostrar la misma intuición genésica toro/mujer a través de su obra. Hay que resaltar que Picasso nunca conoció esta pintura ya que la cueva fue descubierta en el año, 1.994, mucho después de su fallecimiento. Fue la naturaleza hecha arte en piedra. Fueron signos tectiformes y los dibujos tenían un fin sagrado, donde la cueva de Lascaux junto a la de Altamira, están consideradas como ejemplos de la etapa de oro de la simbología alrededor de los años 13.000 a. c. Una vez que terminaron los periodos glaciares y comenzó el neolítico el juego del hombre con la fiera continuó, apareciendo en la sociedad de la época ritos como las libaciones con sangre de toro, produciendo un traspaso cultural de oriente a occidente, donde este animal era el símbolo de la vida y la muerte. Dicha expansión tuvo lugar desde Anatolia, actual Turquía, hacía Europa, llegando hasta la península Ibérica en los años 2.000-500. En Catal-Huyuk, antiguo asentamiento de los periodos neolítico y calcolítico, el toro era tratado como un animal sagrado y protegido, donde las cabezas eran representativas del poder social y económico. En la cultura cretense existía el Ritón, un tipo de recipiente para beber que tenía forma de asta de toro, los frescos pintados representaban juegos taurinos…. Esta cultura llegó a la península Ibérica a través de Tartesios; aquí los Iberos ya rendían culto al toro como representante de valor y majestad; como ejemplo la leyenda del rey Gerión, convirtiéndose el toro en símbolo real sobre los años, 500-300 a. c, aunque en esta zona ya existía el sustrato representativo desde los tiempos paleolíticos. Las figuras de los toros de Guisando representando la importancia del toro en los pueblos ganaderos de la meseta nos hablan de ellos como guardianes de campos y ganados. Dando un salto en la historia las lidias toro/hombre continuaron desde la edad media, en la etapa de Alfonso X, El Sabio. Los espectáculos taurinos aparecieron en las plazas en los siglos XVI y XVII protegidos por los reyes, hasta hoy. A pesar que todo comenzó hace 20.000 años aún hoy representa un misterio, ya que el toro en la lidia es sinónimo de la fuerza y la bravura que siempre emocionó a los hombres. El peligro está en que en la actualidad se le está quitando su propia identidad, la fuerza y el sentido de la grandeza de luchar un hombre héroe frente a una fiera, símbolos representativos de su poder. Toda la charla, difícil de resumir brevemente, estuvo apoyada en una serie de representaciones de imágenes comparativas y descriptivas que fueron esenciales para comprender la exposición. Lo que si está demostrado es que la Tauromaquia hunde sus raíces desde tiempos prehistóricos y que su razón de ser está en la supervivencia del sentido heroico del enfrentamiento de un hombre frente al toro, base cultural de los pueblos mediterráneos especialmente España y el sur de Francia, esa es nuestra mayor defensa de estos espectáculos.