
DETALLES DEL FESTEJO
Plaza de Toros Las Ventas
Domingo 20 de abril. En tarde fresca y ventosa se ha verificado un encierro del hierro portugués de Palha con dos líneas de procedencia: una formada por Pinto Barreiros, D. Isaías y Tulio Vázquez y Oliveira Irmaos y otra por D. Baltasar Ibán Valdés de buena pero desigual presentación; exceptuando el 2º, falto de remate, ejemplares serios y con el trapío que se exige en esta plaza, varios de ellos aplaudidos de salida. Los astados lucen divisa negra en señal de duelo por el reciente fallecimiento de Joaquim Carlos, mayoral de la casa. Al romper el paseíllo se guarda un minuto de silencio en recuerdo del escritor peruano Mario Vargas Llosa. Algo más de un tercio de entrada, 9414 espectadores según la empresa.
RAFAELILLO: De grana y oro. Estocada caída y un descabello (algún pito). Estocada atravesada perdiendo la muleta (silencio).
JUAN LEAL: De verde y oro. Estocada trasera y desprendida (saludos entre división de opiniones). Aviso – pinchazo siendo prendido por el burel y estocada caída (vuelta al ruedo tras petición minoritaria).
FRANCISCO DE MANUEL: De corinto y azabache. Media estocada de buena colocación tras telonazo – aviso- dos descabellos (silencio). Estocada y tres descabellos (silencio).
Presidente: D. Ignacio Sanjuán Rodríguez. Bien, sin problemas. Acertó al no conceder la oreja en el 2º tras petición minoritaria. Deberían ser propuestos para sanción cuadrillas y/o mulilleros tras dilatar de manera premeditada el arrastre del toro. De la misma manera se debería proceder con los del castoreño tras la masacre alevosa perpetrada en el primer tercio durante toda la tarde. Urge que desde la autoridad se tomen las medidas necesarias para que se cumpla el apartado 3 del artículo 60 del reglamento en relación con el peso de los caballos de picar.
Tercio de varas: Muy mal en todos los aspectos. La suerte de varas se ejecutó con el único propósito de intentar reducir el poder y la fuerza de los astados siendo generalizados los puyazos traseros y, en ocasiones, caídos, barrenando y tapando la salida al animal. No se colocó los toros en suerte, ni se dosificó el castigo.
Cuadrillas: Destacó el oficio y temple de Raúl Ruiz en la brega del 1º, haciendo todo con sentido de la lidia, siempre a favor del toro. Saludó ovación Juan Carlos Rey tras parear con suficiencia al 3º.
1. BARBERITO-213: Castaño, 567kg. de peso y nacido el 09/20. Serio, ofensivo de cara pero sin excesos. Fue aplaudido de salida. Tomó tres varas yendo a más en la pelea bajo el peto, acudiendo con alegría y empujando en la tercera. Se arranca con brío en banderillas. Pide mando en la muleta. Bravo y encastado. Muy buen toro. Ovación en el arrastre.
2. GENOVÉS-214: Negro, 558 kg. de peso y nacido el 09/20. El toro peor presentado de la tarde. Sin remate. Inexplicables, a mi entender, las palmas de salida. Mansea en varas, pelea con un pitón en la primera y tardea en el simulacro de segunda entrada. Blando, noble, pero sin regalar nada. Alguna palma en el arrastre.
3. SALTILLO-217: Negro salpicado, 559 kg. de peso y nacido el 09/20. Serio, abierto de cuerna. Buena pelea en varas arrancándose con prontitud y empujando bajo el peto en la segunda entrada al caballo. Bravo y con un gran pitón izquierdo pero le penalizó mucho la escasez de fuerzas. Silencio al ser arrastrado.
4. BELO-288: Negro, 568kg. de peso y nacido el 12/20. Un torazo, con remate, muy hondo y serio. Buena pelea en la primera vara aunque sale suelto del peto. Cumple en la segunda vara. Aprieta en banderillas. Embestidas duras y secas en la muleta, sin regalar nada. Duro y encastado.
5. CAMARITO-448: Negro, 599 kg. de peso y nacido el 08/19. Toro alto, largo, fino de cabos, incluso algo zancudo. Serio. Echa la cara arriba en la primera vara y se defiende, posteriormente se encela con el caballo y ya mete la cara abajo pasando varios minutos encelado bajo el peto sin que sean capaces de sacarle. Acude pronto a la segunda vara realizando una discreta pelea. Tardea en la tercera pero se arranca con alegría. Empuja y vuelve a encelarse bajo el peto. Persigue en el segundo tercio. Bravo y encastado en la muleta. Muy buen toro. Ovación en el arrastre.
6. GITANITO-307: Negro bragado axiblanco, 604 kg. de peso y nacido el 01/21. Muy serio, hondo, con gran remate, se cara ofensiva pero sin excesos. Mete la cara abajo en las dos primeras varas empujando bajo el peto. Se arranca de lejos y cumple en el caballo en la tercera. Duro y encastado en la muleta, no regala nada. Buen toro. Aplausos en el arrastre.
Llevaba la legendaria ganadería de Palha sin lidiar una corrida completa en Madrid la friolera de nueve años, cuando allá por el 2016 Fernando Robleño, Arturo Macías y Alberto Aguilar lidiaron y estoquearon una brava y encastada corrida de toros. Esta ausencia en el tiempo aumentaba la expectación y las ganas de los aficionados de acudir al circo venteño con la esperanza de contemplar algún Rabosillo o Fusilito, toros célebres de este hierro, que contribuyeron a crear toda una camada de aficionados que surgieron en la primera década del presente siglo. Y una vez más, la tarde cumplió con las expectativas de muchos de los que allí acudimos, pues pudimos asistir a una muy interesante corrida de toros. Toros, en su conjunto, bravos, que no eludieron la pelea bajo el peto y que mostraron en mayor o menor grado casta y dureza durante toda la lidia, vendiendo cara su muerte y planteando dificultades a los matadores propias del toro de lidia, que no todo va a ser nobleza, clase y dulzura, condiciones que imperan en la actual y decadente fiesta. Nótese como dato esclarecedor del tipo de festejo que hemos vivido, que se han tomado un total de quince varas, y, con la excepción de un picotazo en el 2º, todas ellas han sido puyazos de gran, excesivo en general, castigo para los bureles lidiados. Número lejano a aquellas 29 varas, con 7 caídas y 4 caballos muertos que tomaron los cinco toros de D. José Pereira Palha Blanco, lidiados el domingo 4 de noviembre de 1883, fecha en la cual tomó antigüedad este hierro.Evidentemente, era otra Fiesta.
En los corrillos formados y en las tabernas cercanas a la plaza, era sensación generalizada la lástima de lo que hubiéramos podido ver si los matadores y sus cuadrillas hubieran tenido voluntad, valor, conocimiento y destreza para saber mostrarlo que llevaban dentro los toros corridos, fondo que pudimos intuir e incluso, percibir,pese a la desastrosa actuación de la terna.
Rafaelillo, torero que merece el máximo respeto por haber matado lo que ha matado,anduvo toda la tarde mal, perdido, transmitiendo una sensación de decadencia muy preocupante. Con su primero, bravo y encastado, fue culpable, junto con José María González, al caballo, de intentar perpetrar una masacre en el tercio de varas, para reducir a la nada a Barberito, que pese a los tres duros puyazos traseros recibidos, se arrancó alegre en banderillas y sacó en la muleta ese fondo de casta y bravura que llevaba dentro, ayudado para ello, por la gran labor realizada en la brega por un Raúl Ruiz, que, una vez más, mostró su oficio y profesionalidad. Rafaelillo no pasó de recetarle medios muletazos rematados por arriba a un toro que pedía apostar. Dio la sensación de que el matador trató por todos los medios de taparnos un gran toro que, pese a hacerle todo a la contra, le pasó por encima. Toro, este primero, muy completo en los tres tercios. Nuevamente, el murciano, estuvo por debajo de su segundo, de condición más dura e incierta, que pedía mando y mano baja, pero que solo recibiódudas y ganas de terminar por parte del matador. Lo despachó en la suerte natural de una estocada atravesada. Lo dicho, mala actuación de Rafaelillo al que, incluso se le notó ausente en sus labores de director de lidia.
Juan Leal da para lo que da. Tenga el toro que tenga delante, su repertorio se reduce a citar desde los medios al toro como inicio de faena para inmediatamente meterse entre los cuernos e intentar finalizar la faena con un arrimón, circulares invertidos y demás parafernalia encimista. La suerte suprema se reduce a una especie de escena kamikaze en la que se tira a los pitones sin dar salida al toro en ningún momento con la mano izquierda. De esta manera, al entrar a matar al quinto toro, fue prendido por el burel, afortunadamente sin consecuencias, saliendo el pitón por la hombrera. Susto que se unió al de salida, cuando se fue el torero a recibir al toro de rodillas a la puerta de chiqueros; el astado salió distraído, le hizo hilo persiguiéndole hasta terrenos del cinco, momento en que el francés tropezó, continuando el toro su carrera sin hacer por él. La entrega, eso sí, no se le puede negar, y ese susto final, animó a los más afines a pedir la oreja de Camarito, que con buen criterio, no concedió el presidente. Sin embargo, la realidad es que se le fue sin torear un muy buen toro que dio un bello espectáculo en varas, encelándose bajo el peto durante varios minutos sin atender a los capotes que le echaban, y al que llegaron incluso a colear para intentar sacarle del caballo. En la muleta, el toro pedía distancia y mando; el toreo de fuera adentro y de arriba abajo. ¿Qué hubiera sido de ese toro en otras manos? En los tendidos sonaron nombres como el de Ruiz Miguel, Esplá o Rincón. Con cuatro tandas de verdad, el lío hubiera sido morrocotudo. Sin embargo, la faena fue larga y tediosa. Sólo cabe destacar en ella, una tanda con tres naturales estimables, pero resultó poco bagaje para lo que podía haber sido y el toro acabó desfondado tras todo lo acontecido durante la larga lidia. Antes, en el 2º toro de la tarde, la mayor ovación recibida fue al darle la vuelta a la montera que había caído boca arriba al brindar al público. Después, se repitió su guión de brusquedades, muletazos rematados por arriba y desconocimiento de lo que requería el toro, que no regalaba nada. Todo terminó con una especie de mojiganga de arrimón, circulares invertidos y sustos, pero de toreo, nada. Estocada en su estilo, trasera y desprendida.
Francisco de Manuel después de sus escasos cuatro festejos toreados la pasada temporada necesitaba dar un golpe de efecto en esta tarde como trampolín de una carrera que desde aquella Puerta ¿Grande? del Día de la Hispanidad de 2022 va perdiendo fuerza. La sensación dejada fue la misma que en la tarde con los ibanes el San Isidro pasado: le faltan recursos y conocimiento para torear, es decir, para discernir y aplicar a cada toro, la lidia que requiere. Con su primero, que ya en el capote mostró humillación y clase por su pitón izquierdo pero que adolecía de falta de fuerzas, tras la notable actuación de Juan Carlos Rey en banderillas, se empeñó en hacerle la misma faena de siempre. Para cuando cogió la pañosa con la izquierda, el pitón bueno, el toro ya no tenía un muletazo más, protestó por falta de fuerzas y, al cuarto muletazo, se desplomó, necesitando colearlo para levantarlo en un triste espectáculo. Muy feo el detalle del matador con el descabello, golpeando violentamente con el verduguillo el hocico del animal para hacerle humillar. Con el bravo y encastado sexto, tras el sainete del tercio de banderillas en el que, entre Daniel Duarte y Domingo Valencia dejaron cuatro palos en cinco pasadas, Francisco de Manuel naufragó incapaz de dominar la complicada embestida del burel. Por momentos, el toro gazapeaba a la salida de los muletazos, y el madrileño fue incapaz de corregir este defecto. No ayudaron en esa labor, los continuos enganchones por falta de temple; que creo yo que de eso trata templar, no de parar relojes toreando babosas inválidas. Bonita escena la del toro resistiéndose a entregar su vida levantándose como un resorte cuando iba a ser apuntillado, lo que motivó el aplauso de no pocos aficionados.
En definitiva, una buena tarde de toros que podría haber sido excelente si la terna hubiera estado a su altura. Esperemos no tener que esperar otros nueve años para poder disfrutar en el ruedo venteño de la casta y la bravura de los toros de Palha.
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