Tertulia con D. Justo Hernández. Ganadero
Presentación por Carlos Rodríguez-Villa de la ganadería de Garcigrande
Nos trasladamos hasta los cercados de Traguntia y Garcigrande, esos en los que el sueño de aquel hombre llamado Domingo Hernández se convirtió en realidad. Una aventura que comenzó en la primavera de 1973 cuando la familia Hernández Escolar compra la última de las dehesas antes mencionadas a Luis Manuel Espinosa y Méndez de Vigo, vizconde de Garci-Grande. Hasta allí llegaron las primeras reses de procedencia contreras que José Escolar Pichorrongo regaló a sus nietos Justo y Conchita.
Pero Domingo quería más y a principio de los años 80 compra la ganadería de Maribañez, la cual tenía una parte procedente de la vacada de Dionisio Rodríguez que era lo que Domingo buscaba, aunque finalmente esta parte acabó en manos de su cuñado Esteban Escolar. Al año siguiente elimina todo lo de Maribañez salvo una vaca, ya que era berrenda y muy bonita. Lo único que se conservó fue el hierro, que pasó a ser el de Garcigrande, cambiando el dibujo por el de la G con corona hacia abajo.
En 1982 es la ganadería que había pertenecido a Amelia Pérez-Tabernero Montalvo, que estaba en manos de su amigo Enrique Martín Arranz, la que adquiere Domingo Hernández y es con ésta con la que empieza a trabajar más seriamente. Unos años más tarde, en 1985, también compra la vacada de Domingo Ortega y ahí es donde realmente comienza su aventura al surgir la oportunidad de cambiarle a Juan Pedro Domecq Solís el viejo hierro de Parladé, que hasta entonces había pertenecido al maestro de Borox, por unas vacas y un semental.
Si no compro lo de Domecq, esto no hubiera funcionado. No hubiese sido capaz de levantar cabeza ni de darle tanta movilidad. Lo de Ortega, que era puro Gamero Cívico, era más bravo, pero le faltaba humillar: embestía con la cara a media altura. Iban y venían, pero sin mucha emoción. Lo bueno que tenían es que iban al caballo al galope. Lo de Amelia, que era una cuarta parte de lo de Antonio Pérez, era muy noble, pero carecía de fondo...
En total, entre las compradas y las cambiadas, me llevé 60 eralas de Juan Pedro. Metí a las vacas de Ortega y las de Amelia en el hierro de Domingo Hernández junto a los sementales de Juan Pedro, y dejé puro Juan Pedro en el de Garcigrande.
Por entonces también había comprado a Santiago Martín El Viti la finca Traguntia que el diestro de Vitigudino poseía cerca de su pueblo natal y hasta allí se llevaron las reses procedentes de Amelia y Ortega. En Garcigrande quedaron las sesenta eralas que vinieron desde Lo Álvaro.
Con esta base poco a poco Domingo Hernández pasó de lidiar en los pueblos a llevar sus toros a las ferias. Pronto su hijo Justo comenzó a inmiscuirse en la selección de la ganadería buscando siempre conceptos que hasta entonces pocos ganaderos habían tenido en cuenta.
Con los productos de las reses adquiridas a Juan Pedro comenzaron a llegar los primeros éxitos. Poco a poco la ganadería iba asentándose en las grandes ferias a la vez que debutaba en cosos importantes. La regularidad llegaba a una vacada a la que cada vez se le exigía, por parte de todos, mucho más.
La primera vez que se anunciaron reses de Garcigrande en la plaza madrileña de Las Ventas fue la tarde del 29 de junio de 1986 con una novillada sin mucha historia. En 1996 se anuncia por primera vez en la feria de San Isidro. Varios toros son rechazados en el reconocimiento. Además, alguno de los aprobados es devuelto a los corrales esa misma tarde y la ganadería sigue sin entrar con buen pie en la plaza de Madrid.
Por su parte, el hierro de Domingo Hernández toma la antigüedad el 2 de junio de 2017 en tarde importante para la casa en la que varios de los animales fueron ovacionados en el arrastre siendo uno de los encierros más completos de ese San Isidro.
Pero todo cambia en febrero de 2018 cuando inesperadamente fallece Domingo Hernández. Casualidades de la vida unas semanas más tarde su hijo Justo viviría uno de los momentos más emotivos de su vida y es que la fecha del 16 de abril se encuentra marcada en letras de oro en la trayectoria de la vacada. Esa tarde en quinto lugar saldría al ruedo maestrante Orgullito de Garcigrande al que la afición sevillana indultó tras una clamorosa petición.
Gustos a un lado, es de las ganaderías que más éxitos han propiciado en los últimos años merced a su regularidad. Granadino y Libertino en 2017, Juglar en 2018, Poeta en 2019 o Farolero en 2021 son algunos de los últimos astados lidiados con nota en Las Ventas.
En otoño del año 2020 los hermanos Conchita y Justo Hernández Escolar deciden dividir el patrimonio familiar y así el hierro y la dehesa de Garcigrande quedan en manos del varón junto a más de quinientas vacas de ambos hierros, la mitad de los machos de todas las edades y veintiséis sementales que más o menos es la misma cantidad de ganado que correspondió a Conchita, a la que también tocaron en suerte el hierro de Domingo Hernández junto a las fincas de Traguntia y Juarros. Ambos trataran de continuar con la obra que comenzó su padre y en la que, sin duda, está la mano de Justo desde hace años. En ella cada uno aportó su manera de entender el toro y siendo uno complemento del otro llevaron a los astados de esta casa a los primeros puestos de la cabaña brava.
Más allá del tópico del toro comercial, del torismo, el torerismo, la bravura o la casta, Justo Hernández tiene algo de revolucionario en sus conceptos sobre el toreo y la ganadería. Seguramente sea de los ganaderos más cotizados de la actualidad. El que más lidia cada temporada, el más reclamado por las llamadas figuras del toreo y quien cuenta con plaza segura en las ferias más importantes. Cría un toro de encaste Domecq, de bonitas hechuras, irregular fortaleza, noble comportamiento e idóneo para la lidia moderna. Garcigrande es un hierro que atesora grandes tardes de triunfo y otras de aburrimiento olvidable.
Sin más dilación y como es al ganadero a quien queremos y debemos escuchar, paso a cederle los trastos. Muchas gracias por su presencia y bienvenido a la Asociación El Toro de Madrid.
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