Invitado: D. Manuel Jesús Cid Salas, El Cid, Torero
Muchos aficionados no podrían acudir a la cita, pero la realidad fue que el local no admitía más personas. El lleno fue impresionante, se notó que cuando acude un TORERO los aficionados no dan la espalda a la fiesta y esta tarde acudió una persona doblemente entrañable, tanto como torero y como persona.
No hubo necesidad que el presidente de La Asociación el Toro de Madrid dilatara su presentación, destacando que aunque es sevillano, es un torero de Madrid. La sola presencia de El Cid transmitió desde su aparición, con un poquito de retraso maestro, a todos los registros que los aficionados teníamos en la mente, tanto de sus luces como de sus sombras. De esas luces de su izquierda poderosa como de sus sombras que la espada quiso emborronar tardes de triunfo, pero como definió el torero, el toreo es la conjugación de la verónica, el natural y el volapié, y si alguna de ellas no se cumple, tampoco lo hacen las ilusiones, tanto del torero como de los aficionados. ¿Cuántas veces nuestra voluntad se ha ido detrás de la espada del matador, esperado que es estoque calara en el hoyo de las agujas hasta los gavilanes de su enemigo? Muchas, pero en varias de ellas las hadas, que han gobernado la voluntad de este torero no lo han considerado oportuno.
Pero si consintieron que cuando tomó la palabra nuestra socia, Rebeca, llenara el auditorio con una prosa de alta calidad y hondura con un variado contenido, para resaltar las cualidades de nuestro invitado, metiendo en la muleta de sus palabras a los presentes que contemplaron atónitos su exposición, de la cual destaco que este torero con su pureza sacó de la vulgaridad a la fiesta. El aplauso fue contundente, como lo fueron los muchos que recibió nuestro invitado tanto en tardes de luces como de sombras.
En la exposición del torero no se dejó ningún cartucho en la recamara, disparó con mucha clase en todas direcciones, pero sin ningún atisbo de imprecaciones para que nadie de los que aparecieron en su carrera se sintiera ofendido, en una fase de su exposición declaró que cada toro tenía su faena, y que era obligación del torero que su enemigo se sintiera a gusto, de esta manera podía sacarle lo que le pidiera. Fue directo pero comedido, haciendo cierta la frase que, al buen entendedor con pocas palabras basta. Recordó al desaparecido Fausto, con el cual le unía una buena amistad, y a Rosco, al que admira mucho. Expuso que en su carrera ha habido años buenos y menos buenos, pero este arte refleja algo más que números., marcando la idiosincrasia del tendido 7 de Las Ventas. Continuó diciendo que cortar una oreja en Madrid a ley es muy complicado.
Ya en la fase de preguntas, fue nuestro presidente quien expuso la primera, preguntado con que grado de satisfacción se marchaba del toreo y cual fue el objetivo marcado. Respondió el maestro que llegó a Madrid con 18 años y que se forjó como novillero en el llamado, Valle del Tiétar, “Valle del Terror”, donde se lidiaba ganado muy duro, pero de esta experiencia sacó detalles muy positivos que le sirvieron para su carrera. Antes de tomar la alternativa, estuvo madurándolo mucho, hecho que se produjo en Madrid cuando contaba 26 años. A partir de aquí comenzó a soñar, considerando lo anterior como el aprendizaje. Entre las características del toro de Victorino Martín y su manera de interpretar la tauromaquia hubo un entendimiento mutuo, llegando a triunfar en Las Ventas. Estos momentos lo llenó de satisfacción.
Se ha marchado de esta profesión por voluntad propia, considerando que su ciclo había terminado, marcando la ilusión de sus inicios con la realidad del punto final, hecho para lo que hay que estar preparado. Le preguntan con que toro y que faena destacaría en su carrera y que pensó del cariño recibido de el público de Madrid. El matador respondió que no se esperaba el resultado final de su despedida, considerando que se emocionó, ya que el paseo a hombros de los aficionados fue más grande que una salida por la Puerta Grande, llevándose en su corazón el cariño de toda ese gente, considerando que este oficio se mueve por sentimientos, con lo cual no puede considerarse un oficio. . Matizó el presidente, que este hecho estaba pactado con la presidencia de la plaza. De sus recuerdos salió a relucir el toro Bombonero, de Victorino Martín, que a pesar de fallar con la espada le sirvió para anunciarse ese año en la corrida de La Beneficencia, también Guitarrero, de Hernández Plá. Con este toro fue su primer fiasco con la espada, cuyo resultado en lugar de tocar la gloria, lo mandó al mundo de sus sombras. Le preguntaron al torero si en la lidia de ese toro alguien le indicó que lo sacara a los medios y si le recomendaría a un amigo ese toro. Respondió el maestro que nadie le hizo esa recomendación, fue un hecho que salió por intuición, pero lo que le llenó de satisfacción es que esos detalles se hayan reflejado en otros compañeros. El toro Guitarrero se lo recomendaría a un amigo, pero que tuviera la capacidad suficiente, ya que fue un toro muy exigente Pero hoy solo se tratan recuerdos, y el presente llega acompañado con halagos de algunos contertulios de ser un buen torero y también una buena persona, y su calidad humana le ha servido para llenar el local. Le recuerda un contertulio la anécdota con El Cordobés en ciudad Real. Apuntó el maestro que la labor de este torero nunca le satisfizo.
Apareció en la tertulia la diferencia que se está produciendo en los públicos actuales, entre los cuales hay aficionados que se sienten incómodos entre ellos, siendo criticados por sus comentarios. Este nuevo público les ha criticado en sus tardes de sombras. Le preguntaron qué torero considera que puede ser continuista en el toreo al natural. Respondió El Cid que una de las mejores izquierdas que hay en el escalafón es la de Paco Ureña, un torero que interpreta el toreo con mucha hondura. También apuntó hacia Emilio de Justo. Se habló de las encerronas que el torero llevó a cabo durante su carrera. Respecto a la de Bilbao comentó que esa tarde se le quedó grabada en su retina, se tuvo que emplear mucho y perdió 3 kg, pero emocionalmente significó mucho. En cuanto a la de Madrid le quedó una espina clavada ya que a su criterio debió celebrarla antes. Añadiendo al final que para triunfar en esta profesión hay que dar un golpe de efecto en las tres plazas importante, Madrid, Sevilla y Bilbao. En cuanto a la encerrona de Bilbao el día de antes toreó en Almería y llegó a Bilbao a las seis de la mañana, con el tiempo justo para descansar un poco. Este hecho le permitió no pensar en la responsabilidad de esa tarde. En cuanto a su relación con la prensa lo único que le ha exigido es que cuenten la verdad de lo que ocurre en el ruedo. Pero hay periodistas que critican la actuación de determinados toreros con el fin de resaltar la de otros. Salió a la palestra las críticas que vertió el periodista taurino de El Mundo el día de su despedida de Madrid, rayando la mala educación, haciéndole un flaco favor al torero, añadimos nosotros. Añadiendo el maestro que algunos periodista son los ojos de los medios aficionados, y estos son presas fáciles para el engaño y tergiversación de lo que ocurre en los ruedos.
Un aficionado ha llevado a cabo un estudio sobre las ganaderías lidiadas por nuestro invitado, comentando que nunca se ha apuntado con el encaste Saltillo. Respondió el maestro que ha toreado las ganaderías que le han ofrecido, resaltando las de Victorino, Miura, Cuadri… Cada una de ellas tiene sus características y siempre ha sabido acoplarse a todo tipo de encaste. Le hicieron al maestro una pregunta muy directa: ¿Por qué él ha hecho el toreo y otros compañeros hacían el destoreo? No quiso responder a esta pregunta con la misma claridad por cortesía hacía sus compañeros. Sobre las novilladas comentó que hoy no son rentables y los empresarios le han dado la espalda, resaltando que antes un novillero iba a Madrid cuando destacaba en otras plazas de menos responsabilidad, Actualmente es lo contrario, tienes que triunfar en Madrid para anunciarse por la geografía española, ocasionando este hecho que muchos novilleros en Las Ventas sean víctimas de su inexperiencia y como consecuencia hayan más visitas a la enfermería que las deseadas, ya que no tiene el bagaje suficiente para la exigencia del novillo de Madrid. Sobre las escuelas taurinas comentó que el toreo es muy fácil y en ellas les enseñan lo básico, por eso hay tanta similitud entre los novilleros. Lo que ocurre es que cada uno debe aportar a lo aprendido su personalidad, pero muchos no tienen la oportunidad de aplicarla.
Sobre su nueva faceta después de su retirada comentó que no se ve como apoderado y menos como ganadero, ya que salvo excepciones, pocos toreros han triunfado. Entre estos destacó a Pedro Moya, el Niño de la Capea, que con el encaste Murube está manteniendo el tipo como ganadero. Lo que sí está en su agenda es acompañar a algún torero en su carrera. Sobre los amigos que deja después de su retirada, destacó a Ponce, al Fandi lo considera también una buena persona y sobre los empresarios añadió que si les interesas, te llaman, ahora, si les llamas tu, mal negocio para el torero.
Acudió a la tertulia el torero, Jesús Romero, que intercambió con nuestro invitado algunas palabras de afecto, destacando El Cid una tarde en Arnedo, donde el torero de Madrid le cortó las dos orejas a un novillo de Miura. Sobre la influencia de las figuras en la confección de los carteles, indicó el maestro que nuca ha vetado a nadie, incluso cuando fue considerado figura. Dicho queda. Respecto al tratamiento de los toros, indicó que hay que tratarlos bien, ya que ellos te responden con lo mejor, añadiendo que por eso hay toreros que tiene tanta suerte en los sorteos. Esta aclaración levantó algunas incredulidades en los presentes, y creo que incluso en él. Después y como punto final aparecieron datos sobre la confección de determinados carteles de la nueva temporada, pero eso es el futuro y el tiempo marcará la verdad, pero se atrevió a comentar el cartel del domingo de resurrección en Sevilla; Roca Rey y Pablo aguado seguros y posiblemente El Juli. Dicho queda, y como dije, el tiempo marcará la veracidad de sus palabras.
Solo quedó tiempo para una despedida que aunque estas son tristes nadie se marchó defraudado del contenido del envite, a pesar de que su retraso nos privara casi media hora de su agradable visita. Pero como dijo una aficionada, se han sentido como en su casa, ya que los asistentes así lo hemos tratado.
Que en su nueva etapa sus sueños se hagan realidad, MAESTRO, Los aficionados creemos que deja en la fiesta un vacio muy grande, pero seguiremos llevándolo en el corazón, y esperamos que con el tiempo se produzca otro acto tan entrañable como este, para eso es su casa
Pepeíllo. Miembro de La Asociación el Toro de Madrid.
Presentación de Rebeca Fuentes Arcos a Manuel Jesús Cid Salas "El Cid"
Buenas tardes a todos y muchas gracias por vuestra asistencia a este acto del ciclo de tertulias invernales de la Asociación El Toro de Madrid.
Además de agradecer vuestra presencia esta tarde, quiero dar las gracias al maestro Manuel Jesús por acompañarnos (maestro, es un honor poder estar a su lado) y también dar las gracias a Roberto García Yuste, presidente de la Asociación, por responder a mi ilusionada petición de presentar a nuestro invitado. Gracias, presidente.
Esta introducción a la tertulia no va a ser una presentación biográfica. Nuestro invitado es de sobra conocido por los aquí presentes y por cualquier aficionado, sería repetitivo, aburrido y robaría un tiempo precioso al maestro que es a quien hemos venido a escuchar. Además, sobre sus hazañas se ha escrito mucho y muy bien, por poner un ejemplo muy cercano y reciente os remito al artículo que escribió David Castuera en el último boletín de esta Asociación “La voz de la afición” titulado El Cid, torero de Madrid en el que resalta algunos de los hitos más importantes de la carrera del diestro.
Aunque vaya a ser yo la que verbalice estas palabras, esta presentación no es del todo mía, en ella están presentes susurros de amigos, de familiares, de vecinos de abono, voces de aficionados, imágenes guardadas en la retina, ovaciones de la plaza, bullicio de los tendidos, conversaciones de después de los toros, discusiones varias y sobre todo emociones. Porque para mí es imposible hablar del Cid si no es desde la emoción, aunque en este caso no está reñida con la razón.
No sé si Manuel Jesús Cid se imaginaba aquel 23 de abril de 2000, cuando tomó la alternativa en la plaza de Las Ventas con un sobrero de José Vázquez (Gracioso), que este iba a ser su sitio. Que en esta plaza iba a hacer él solito y con una muleta en la izquierda más afición que todo un escalafón de toreros. No sé, maestro, si los aficionados de mi generación seríamos tales sin su figura.
Veinte años dan para mucho y no vamos a ocultar que ha habido temporadas mejores y peores, pero nunca se ha escondido, nunca ha evitado plazas fundamentales. Nunca ha dejado Madrid. Las dos aperturas de la Puerta Grande se han quedado cortas, esa espada robó mucha gloria y nos dejó a los que empujábamos con usted a la hora de entrar a matar, moratones en las piernas al golpear nuestra frustración, que se unía a la suya.
Su sacrificio, su disciplina nos ha servido a muchos como ejemplo, aunque no seamos toreros (ya nos gustaría), su pureza y su profundidad a la hora de torear nos ha enseñado a ver los toros y es cuando veo los toros, cuando recuerdo voz de mi padre diciéndome: “¿ves los naturales que pega del Cid? Pues así hay que torear. Qué tío, qué largo torea… No acaban nunca”.
Para mí su nombre, me lleva a pensar en otros nombres propios que no quiero que se me escapen, nombres que me han empujado a la plaza, que han hecho que me interese por las distintas facetas que esta fiesta nuestra tiene. No puedo dejar de mencionar una ganadería que la asocio tanto a usted que cuando veía los carteles de la Feria de hace años, ya sabía la pareja de baile ¡y qué baile! Esa ganadería es Victorino Martín, materia prima de la que usted ha sacado petróleo, ha hecho de Demiurgo creador para darnos auténticas tardes de gloria. Su nombre va a asociado a este hierro de tal manera que en las búsquedas en internet aparece en el segundo resultado, incluso antes que su propia web. Cuánto bien han hecho ambos a esta fiesta.
Tampoco estaría completa esta presentación si no mencionase el nombre del que, para mí, es el profesional que mejor lo ha retratado en esta plaza, en su plaza. Que me perdonen los demás, pero nadie ha sacado sus gestos de alegría, rabia, concentración como mi admirado y querido Juan Pelegrín, fotógrafo de Las Ventas durante años. Se me vienen a la mente algunas fotos con la muleta en la cabeza después de pinchar, usted apoyado en las tablas mientras esperaba que saliese su suerte (que es la nuestra) por los toriles y sobre todo una titulada Toreando al miedo. La foto está tomada en el patrio de cuadrillas en Las Ventas, antes de una corrida, dando un pase a la nada. Esa foto preside el salón de mi casa y es todo un ejemplo: al miedo se le torea. Hasta en las fotos da usted lecciones, maestro.
Siento no ser una gran poeta para poder adornar su figura y esta presentación con versos, pero lo que sí quiero trasladarle es que la afición de Madrid le respeta y le quiere desde lo más profundo del alma. Siempre ha hablado usted muy bien de ella, dice que es respetuosa, justa y agradecida. Que es un público con mucha memoria y yo me atrevería a decir que tiene razón, pero que somos así porque respondemos a lo que se nos da. Usted siempre ha sido un hombre respetuoso con la plaza, con su afición y con el toro. Nunca ha dejado de torear en Madrid, nunca ha hecho feos a las distintas ganaderías, empresas o ferias. Ha mostrado respeto y con ese mismo respeto se le ha tratado. Ese respeto y ese cariño que empujó a los aficionados a sacarle a hombros después de su última actuación en la pasada Feria de otoño.
Al igual que el Campeador se movía con toda soltura entre las fronteras de dos mundos, usted nos rescató de la vulgaridad, la frivolidad y de la superficialidad. De la nada que imperaba en la primera década de los 2000. Volvieron a tener sentido algunas palabras que ya estaba en claro desuso como honradez, pureza, profundidad, clasicismo, decencia y elegancia. No le hizo falta
escudo, pero en su muleta bien se podía leer la frase de Calígula que Rodrigo de Vivar llevaba como lema: ORDERINT DUM METUANT, que me odien, pero que me teman. Quien le odie a usted, además de saber muy poco de toros, mucho de vanidad y tener poca memoria, odia a su padre. Sobre el temor… es harina de otro costal. Su poderosa izquierda y su forma de mandar en la plaza seguro que han hecho que alguno se plantease las cosas antes de anunciarse en el mismo cartel.
Alguien escribió alguna vez que el amor de la afición de Madrid con usted, maestro, siempre será un amor de Puerta Grande y no se equivocaba.
Gracias por todo.
Rebeca Fuentes Arcos. Socia de la Asociación El Toro de Madrid
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