Tertulia D. Adolfo Martín y D. Joao Folque de Mendoza. Ganadero de Adolfo Martín y ganadero de Palha.
Tertulia Especial XXV Aniversario.
Presentación por Carlos Rodríguez-Villa Rey de la ganadería de Palha
Adema es la finca donde pastan los toros de Palha, la antigua divisa portuguesa que aparece unida al lema de ¡Horror, terror y furor! que popularizara un revistero madrileño a principios del siglo XX.
En el bello estuario del Tajo, las tierras bajas de marisma tan propicias para la cría del toro bravo, permanece una ganadería de larga historia, más de 170 años en manos de la misma familia.
Podríamos dividir la historia de Palha en tres diversos periodos: Edad Antigua, Edad Media y Edad Contemporánea. Para no extendernos mucho y dado que es a los ganaderos a quien queremos escuchar únicamente trataremos la etapa en la que nuestro invitado entra en escena.
Nos encontramos en uno de los períodos menos prolíficos de la historia de la ganadería. En 1980, solo 13 becerros fueron herrados y solo se cuentan unas 20 vacas de origen Pinto Barreiros e Isaías y Tulio Vázquez. Había que introducir nuevos sementales. Se tomó la decisión de ir a lo fácilmente negociable: Baracho de Oliveira y Crimonoso y Torriño del pariente Ribeira Telles.
Más tarde, en 1981 y para aumentar el potencial productor los Palha compran cuarenta vacas a Oliveira Irmaos, que deberían ser devueltas tres años más tarde. Los primeros refuerzos llegan a Adema. La decisión tomada, en el fondo, buscaba volver a lo que los mellizos Don Carlos y Don Francisco habían probado con tan buenos resultados en la década de los años 1950.
Es en 1989 cuando un cambio de rumbo espectacular surge con la compra de otros dos machos, Poca Ropa y Tremendo de Torrealta.
Poco a poco el resurgimiento de la ganadería se va haciendo más palpable. En 1991 es Don Joao, único responsable con el apoyo de la larga y magistral experiencia de su tío Francisco.
En 1993, deseando implantar algo nuevo y encastado para proporcionar más espectáculo a sus corridas, Don Joao Folque de Mendoza escogió el semental Modisto además de 40 vacas de Baltasar Ibán. El mismo número de vacas acompañó a Santanero y Rebosillo a Adema al año siguiente.
Finalmente, en 1995 Don Joao Folque de Mendoza y tras varias compras queda como único ganadero titular del hierro.
Mantiene secreta o, al menos discreta, su alquimia entre sus dos líneas de toros, una de Pinto Barreiros – Gamero Cívico la más basta y primitiva y otra de Baltasar Ibán, la más depurada y profunda que lleva por separado, aunque a veces hace sus pequeños experimentos ya que la mezcla de toro de Baltasar Ibán y vaca de Oliveira le da mucha bravura.
Don Joao Folque de Mendoza, heredero directo del fundador Antonio José Pereira Palha de Faria e Lacerda es sobradamente conocido por los aficionados españoles y franceses, pues no en vano se ha prodigado con sus toros duros y fieros, bravos y encastados, quizá reflejo de la personalidad del ganadero, como dice el viejo aforismo.
Confiesa que Fusilito ha sido el toro más bravo que ha lidiado como ganadero. Animal perteneciente a las dos ramas de la casa. Por otra parte, Rachido, nuestro carpintero favorito, el más espectacular.
Presentación por Carlos Rodríguez-Villa Rey de la ganadería de Adolfo Martín
Ganadería formada en 1952 y que pasta en la provincia de Cáceres. Entre 1961 y 1965 se eliminaron las reses antiguas y se sustituyeron por un lote de veinte vacas de la divisa del Marqués de Albaserrada que Adolfo Martín Andrés, en unión de sus hermanos, Victorino y Venancio, habían adquirido a los hermanos Escudero Calvo.
En el año 1961 primeramente compraron la parte de Florentina Escudero Calvo. Dos años después se hicieron con la correspondiente a Josefa Escudero Calvo y finalizaron la operación en 1965 al incorporar el lote perteneciente a Antonio Escudero Calvo.
Desde este momento y hasta 1991, las ganaderías de Victorino y Adolfo Martín han pastado juntas y han empleado los mismos sementales, de modo que la vacada mantiene puro el origen Albaserrada y las reses actuales descienden de los mejores sementales que durante estos años ha tenido el hierro de Victorino Martín.
Cuando en 1991 ambos hermanos deciden separar las dos divisas, a Adolfo Martín le corresponde ciento quince vacas puras de Albaserrada y marcadas con su hierro. En el acuerdo de partición, Victorino se compromete a ceder a su hermano dos sementales por temporada, durante tres años.
Adolfo Martín Escudero hace ya tres décadas que se puso al frente de la ganadería que heredó de su padre comenzando a lidiar con plena independencia emprendiendo así una trayectoria meteórica.
Su primera corrida, lidiada en Céret el 8 de julio de 1995 le valió inmediatamente el respeto del público francés. Este éxito en lejanas tierras toristas llamó rápidamente la atención sobre la ganadería, que se presentó en Madrid el 31 de mayo de 1998, año en que murió su padre. No pudo tener un mejor debut, la corrida sacó movilidad, casta y bravura, provocando la emoción y el interés del público durante toda la lidia. Desde su presentación en Madrid los premios se han sucedido para este hierro. Hay que remontarse al 7 de junio del 99 cuando el toro Lagartijo obtuvo el trofeo al ejemplar más bravo de San Isidro. Un año después Malagueño recibió los honores de la vuelta al ruedo. Igual que los ganó Madroñito dos años más tarde. A partir de entonces los albaserradas de la V pasaron a convertirse en una de las ganaderías predilectas del aficionado venteño.
Mulillero, Murciano, Baratero, Chaparrito o Español… son algunos de los toros célebres por la bravura y casta mostrada que han dado lustre a tan afamado hierro.
“Partí de cero, con un nombre que no existía, y con la dificultad de que me comparaban con el mejor, pero me cogió joven y he trabajado mucho. He tenido suerte, es verdad, aunque nunca lo he tenido fácil”.
“Toda mi vida la he dedicado al toro y he sido una esponja. Estoy contento con lo que he conseguido; he intentado siempre ser fiel al aficionado, y he buscado un toro que humille, como siempre lo ha hecho el de Saltillo, el toro en tipo. El toro que crío embiste, humilla, no puntea el engaño y no desluce la faena; el que he conocido toda la vida en mi casa. La ganadería brava es una obra que nunca acabas y te obliga a moldearla constantemente. La verdad es que el toro ha sido y sigue siendo la pasión de nuestra vida”.
Haga clic encima de cada imagen para poder ampliarla.